Imagen: "Barco sonámbulo", Pavel Bergr

28 de febrero de 2013

La luna de Valencia (38)

                                                   
                                                     Imagen: Mikko Lagerstedt





Miro una vez más cómo se pone el sol.

Decidí quedarme con un número fijo de acciones y repetirlas diariamente, en orden, sin introducir ninguna variante.

Un circuito siempre idéntico a sí mismo, un mantra:



Me despierto en el puente.

Bajo hasta el andén.

Camino.

Permanezco sentada.

Trepo al puente.

Miro cómo se pone el sol.

Duermo.

Sueño.



Un resplandor azul, vos mirándome.

  
(Continuará)


6 comentarios:

  1. Que no se acabe el sueño...

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  2. Ella ha vuelto a trepar el puente y a quedarse dormida. Me preocupa. No puedo discernir lo que abarca su expresión al dormirse. Creo que busca algo y no sabe bien qué es, o quizá lo sabe pero no está convencida de que vaya a gustarle cuando finalmente lo encuentre.

    Yo también tengo rutinas, las heredé de mi padre. Mi silencio y la inercia que me encadena a este asiento son parte de lo cotidiano, de lo rutinario. Uhh... estoy algo entumecido. A veces me gustaría bajar al andén y estirar las piernas, cuando ella camina por ahí o permanece sentada. Apoya las palmas sobre el borde de los listones de madera del banco y se sienta sobre sus manos, las esconde allí, debajo de sus piernas, a la altura de sus rodillas, mientras cavila. Pero ahora ella está dormida, y parece que sueña... Puede que esos sueños sean lo mejor de su rutina.

    El sol se escondió hace rato. Es de suponerse que mañana amanecerá nuevamente, y continuaremos viajando...

    Pienso: La nouvelle va très bien. El babero me provoca algo indecible.

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    1. Ella es como un gran vacío que pareciera buscar respuestas en el viaje, el diccionario, el tren, el puente, los sueños. O tal vez solo desea formular preguntas y vaciarse del todo.

      Ella sentada: gracias por completar la descripción con detalles tan delicados y necesarios.

      El sueño y la vigilia son territorios con límites bastante imprecisos para ella. Entre ambos, quizás encuentre algo de lo que busca, quién sabe...
      El viaje entra en su recta final.

      Un beso, pasajero Sinhue

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  3. Las rutinas a veces ayudan. Sobre todo cuando se está desorientado.

    A la tarde, infaltable un capítulo de la nouvelle.

    Un beso

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    1. Claro que ayudan, por eso ella se construye una.

      Ja! Un honor para mí.

      Un beso, ojo.

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