Imagen: "Barco sonámbulo", Pavel Bergr

29 de febrero de 2012

Volver a las fuentes


                                                                               M. Scorsese en Hugo.

Hacía mucho que ir al cine había dejado de ser una experiencia gozosa. 
Con suerte, uno sale pensando que no tiró del todo su dinero a la basura, que la peli fue masomenos entretenida, que las actuaciones, correctas, y que dale, ahora vamos a comer algo rico.
Pero de aquello que uno experimentara alguna vez en una sala de cine- emoción, conmoción, empatía,  asombro, admiración...-, nada. Cada vez que el cuento acaba y las luces se encienden, no es necesario hacer el esfuerzo de acomodarse para regresar a este mundo, porque la pantalla en ningún momento logró hechizarnos lo suficiente como para sacarnos de él.
Películas que pasan por la vida de uno sin dejar la menor huella ("da lo mismo verla que no"), olvidables.

Sin embargo, en estos días, el cine volvió a regalarme algo de aquella magia en dos ocasiones: primero con El artista; luego, con Hugo.

No me importa que hayan ganado mil premios oscar o ninguno, no me importan las críticas a favor o en contra.

Solo deseo compartir  mi experiencia de espectadora feliz : disfruté viendo estas películas; me reí, me emocioné, me deleité, me sorprendí  y di gracias, una vez más,  a aquellos señores audaces, curiosos, chiflados, visionarios -los Lumiere,  Meliés y cía.- sin  los cuales hoy  no estaríamos realizando estos viajes de maravilla, desde la  suave y acogedora seguridad de una butaca.


                                                                      The Artist


26 de febrero de 2012

El pasado: cita 2


Foto: Bet Z

"Tratar hombres es sobrehumano. Es como lavar una puerta vieja, viejísima. Hay que ablandar una capa de pintura, después otra, después otra, y otra, y otra, con mucha delicadeza, porque la menor brusquedad puede arruinarlo todo, y sobre todo porque si hay algo de lo que los hombres están orgullosos es justamente de eso que ellos llaman "experiencia", esas capas y capas de pintura vieja, seca, podrida, llena de hongos y de moho, que hay que disolver con mucha paciencia para que al final, después de años de trabajo, queden como nacieron: desnudos. Y ahí, cuanto todo empieza otra vez de cero, bien, y cuando yo podría descansar, ahí empieza lo peor, lo verdaderamente  titánico. Porque, desnudos, los hombres son débiles, inocentes, desvalidos, torpes. Son como animales que no tienen piel: cualquier cosa puede matarlos. De modo que hay que abrazarlos con mucha delicadeza para no lastimarlos, porque tienen el cuerpo muy frágil y son muy asustadizos, y hay que tranquilizarlos, y ayudarlos a levantarse, y mostrarles que sí, que pueden, que pueden caminar..."

Lo dice Sofía, yo solo transcribo... 

22 de febrero de 2012

El pasado: cita 1


Foto: Betina Z

"De todos los efectos de la separación, al menos de todos aquellos de los que tenía alguna conciencia, el único que verdaderamente seguía tomándolo de sorpresa era el hecho de que los signos del amor que había quedado atrás, signos "de la otra vida", como a menudo le gustaba llamarla, hubieran sobrevivido a la catástrofe y siguieran viviendo en medio de la vida nueva más o menos ilesos, preñados del mismo significado de siempre. ¿Cómo era posible que todo cambiara menos eso? ¿Qué clase de criaturas podían tener la fuerza, la obstinación necesarias para atravesar ese verdadero cambio de era geológica que era la extinción de un amor de doce años? A veces, mientras caminaba por la calle, le pasaba que alzaba de pronto los ojos y descubría o se llevaba por delante, literalmente, un cartel con el nombre de un bar, el afiche de una marca de ropa, la boca de una estación de subte, la portada de un libro exhibido en una mesa en la vereda, una revista colgando de un quiosco, una raza de perro, una playa promovida en la vidriera de una agencia de viajes, y sentía que de la mano de uno solo de esos signos banales un bloque entero de pasado, surgiendo de la noche sin aviso,  hacía crujir su alma con una violencia brutal, como si fuera a partirla en dos. Entonces, en medio de esa zozobra física, fruto del choque de dos magnitudes de tiempo y no de dos experiencias sentimentales, Rímini pensaba que, de haber algún recurso quirúrgico que le garantizara el vaciado completo de todos y cada uno de aquellos signos, su restitución a un estado de opacidad original, él se habría sometido al procedimiento sin chistar, con los ojos cerrados, o soñaba entristecido con un mundo que promoviera el uso personal y voluntario de la amnesia, una vida en la que cualquiera fuera capaz, mediante algunos pases sencillos, de extirpar de los signos todos los sentidos que el paso del tiempo hubiera hecho caducar, así como cualquiera elimina de un año a otro los nombres y números que ya no necesitará del índice telefónico de su agenda."

La idea del uso voluntario de la amnesia, de poder extirpar de la memoria aquello que duele de manera insoportable, me recordó lo que sucede en Eterno resplandor de una mente sin recuerdos. Allí, ese procedimiento "quirúrgico" existe y funciona y,  sin embargo, ante la evidencia de que todo rastro de pasado quedará abolido, el protagonista se rebela, se resiste, lucha con desesperación para salvarse, para resguardar su historia con todo aquello que la constituye y que incluye, también, el fin del amor.

Qué dilema...

21 de febrero de 2012

El pasado

                     
Foto: Betina Z
                                                                                                                                                                        
Desde hace unas semanas, estoy sumergida en el pasado; no en el mío (aunque, de algún modo, también) sino en el que Alan Pauls imagina para Rímini, el protagonista de su novela. 
No es caprichoso lo de sumergida: se trata de una lectura de la que- por varias razones- no es fácil salir, emerger. Una vez que se entra en sus aguas turbulentas, uno no puede dejar de acompañar al protagonista en su desesperada huida del pasado hacia ninguna parte, ni de sorprenderse al descubrir todos los recursos  a los que el pasado-es decir, lo que fuimos y, sobre todo, lo que fuimos con otros- echa mano con tal de no desaparecer.

 Rímini y Sofía formaban una pareja perfecta, una "obra de arte"; pero las obras de arte  existen para ser contempladas y admiradas, no para vivir dentro de ellas. Por eso, por "exceso de belleza", la relación llega a su fin. A partir de la separación, Rímini tratará de empezar una vida nueva, vacía de toda huella de Sofía , de su pasado con Sofía. Por su parte, Sofía se ocupará de demostrarle- de diferentes maneras,  desde las más sutiles hasta las más brutales y  aterradoras - que su proyecto es imposible.
En breve, algunas citas...

13 de febrero de 2012

La buena memoria



Cuando escuché la noticia de la muerte de Spinetta sentí pena. Pero una pena algo distante, del tipo "uy, qué lástima... un tipo talentoso, un hombre bueno, un músico que seguramente tenía mucho más por decir, por crear...". 
Quiero decir, la muerte de Spinetta no parecía llevarse consigo nada personal, nada que tuviera que ver con mi propia historia.
Hasta que la Negra comentó lo siguiente (en este post):

Querida Betina,
Desde ayer evoco uno de los umbrales que cruzamos juntas:
Un grabador en el canasto, auricular izquierdo en su oreja, el derecho en la mía.
Los elefantes saben descansar, van a morir de paz... ♫♪
Amo, amat, amabit, amare.
Chicas y muchachos nos esperan allá...♫
Quousque tandem abutere, Catilina, patientia nostra?
Beso mares de algodón sin mareas, suaves son, sublimándonos, despertándonos. ♫
La soledad es un amigo que no está ♪♫♪ Flaco poeta ad aeternum.
Celebro el misterio de los umbrales compartidos. (...)

Entonces, como si sus palabras fueran un conjuro, de pronto veo ese canasto y ese grabador,  la huida de los claustros, las plazoletas de la 9 de julio  temprano el durazno/ del árbol cayó  el auditorio Kraft  Ven a mí/ con tu dulce luz/ sos alma de diamante, el grabadorcito entrando con nosotras al estadio de Obras  y si es que ves/ cómo se extienden/ si ves cómo se resignan/ a olvidar su inexplicable soledad/ serás como ellos/ te podrán contar los cuentos más extraños/ pero no te apurarás el grabadorcito en la playa, al atardecer y al amanecer El vino entibia sueños al jadear/ desde su boca de verdeado dulzor / y entre los libros de la buena memoria/ se queda oyendo como un ciego frente al mar el parcial "feo", el teatro, las "tres niñas" Tengo tiempo, / para saber, /si lo que sueño, /concluye en algo Hair, la noche, las casas, la guitarra, las madrugadas, las confesiones, los secretos, los deseos, el futuro  Aunque me fuercen, /yo nunca voy a decir, /que todo tiempo por pasado fue mejor /mañana es mejor  los dolores, la oscuridad, los amores, los desencuentros, la música, los libros, la resistencia  Ella también se cansó de este sol / viene a mojarse los pies a la luna  la inocencia  Ana de noche/ hoy es un hada/ canta palabras/ canta y se torna en luz...


Y así, sin estridencias, sin llanto, sin ninguna zozobra, con la misma placidez con que lo escuchábamos en el grabadorcito, canto  esta hermosa canción y dejo que la voz extraterrestre de Spinetta siga escribiendo, en mi corazón, los libros de la buena memoria.

(Gracias, negri.)



6 de febrero de 2012

He dicho




Según la gramática española, el pretérito perfecto compuesto señala un hecho ocurrido en un pasado inmediato: "Te he escrito una carta, más tarde la llevaré al correo", equivaldría a : "Ayer/ Esta mañana/ Hace un rato te escribí una carta, más tarde la llevaré al correo."

Sin embargo, existe un uso de esa forma verbal que - hasta donde sé- no figura en los manuales: es el uso del pretérito perfecto compuesto para lograr que lo que decimos suene  más importante, veraz, contundente y/o indiscutible.
Ejemplos: 
Sí, he leído a Borges, pero no recuerdo ese cuento... Indubitable: leyó a Borges, salvo, justo, ese cuento. / Sí, leí a Borges, pero no recuerdo ese cuento... Mmmm..., me parece que no leyó un pomo.

Te he dicho mil veces que no dejes la ropa tirada. Contundente: no hay duda de que la frase, en efecto, fue dicha 1000 veces.  / Te dije mil veces que no dejes la ropa tirada. Bue... tanto como mil veces.... ta bien, no importa, ya la guardo.

Esta vez no hemos podido ir, pero no faltará oportunidad. Sin reclamo posible: es evidente que razones impostergables  y  de fuerza mayor  lo han impedido./ Esta vez no pudimos ir, pero no faltará oportunidad. Andáaa... no quisiste, tenías fiaca, no podés vernos ni en figuritas, etc.

Bueno, para muestra bastan 3 botones.  

                                     Han entendido, ¿no?

                                           

4 de febrero de 2012

Misterio Absoluto IV



                                      Sin principio ni fin

Por ejemplo:

* Lunes 1.30 a.m. Me acuesto, hago zapping, me detengo en una película empezada (supongamos "El descanso" en la escena en la que el personaje que interpreta Cameron Díaz conoce al que interpreta Jude Law). Me engancho, quiero ver cómo sigue, pero poco después el sueño me vence.

* Jueves, misma semana, 10 p.m. Enciendo la tele, hago zapping, me detengo en una película empezada, veo que se trata de "El descanso" en la escena en la que el personaje que interpeta Cameron Díaz conoce al que encarna  Jude Law. Pretendo seguir viendo pero suena el teléfono, es MA, como de costumbre hablamos mil horas y chau película.

* Dos semanas después. Sábado,10 a.m. Desayunamos con O. Encendemos la tele, hacemos  zapping ...y ahí está una vez más "El descanso" exactamente en la escena en que la que (ya saben).
Tampoco termino de ver la película.

* 1 mes después. Viernes, 1.30 p.m.: lo mismo.

* 3  meses después. Domingo, 6. 00 p.m.: ídem.

                   Y así hasta el infinito.
                                                                ?