Imagen: "Barco sonámbulo", Pavel Bergr

29 de septiembre de 2013

Súper 8

Un programa

Por ejemplo, un viernes a la tarde. Caminar por Almagro, entrar en una librería, sentarse en una sillita entre libros y juguetes antiguos, y ver El globo rojo proyectado en Súper 8.



Foto: Bet Z
Librería El Globo Rojo, Medrano al 700.



23 de septiembre de 2013

Decisiones





Por empezar, no empezó. Ya tendría que haber llegado, pero no está aquí. Quién sabe qué tarea la mantiene ausente, demorada en quién sabe qué detalles, qué ajustes, qué correcciones. 
Porque no da igual. 
El blanco de los jazmines- el blanco de cada jazmín- no es siempre el mismo. Hay que dar, cada año, con el blanco más blanco del mundo, con el más dulce y a la vez, el más delicado. Hay que decidir- cada vez- el rojo, el verde, el violeta, el lila, el azul, el amarillo, el rosa, el celeste, el naranja. Y después de eso, hay que decidir los matices. Que son infinitos. Infinitos. Y ahí anda la pobre, con las manos desbordadas de colores, de texturas, de formas, de aromas posibles. Mira, huele, toca, y no se decide. A veces cree que lo mejor sería derramar todo de una buena vez, así como está, sin seleccionar nada. Pero tiene miedo. Es tanto. Imagínense, abrir una mañana los ojos y que toda la belleza del mundo nos bañe el cuerpo, nos aturda así, sin límites, excesiva, abrumadora, endemoniada, inasible.
Ay, ella no sabe si podríamos resistirlo. O si los ojos se nos desharían licuados en lilas, y las manos se nos harían agua de azahar, y la piel, espinas sedientas, y el corazón, un manojo de hierba alimonada que el viento convierte en polvo. 

Ella está ahí, quietecita, con tanto entre las manos, y no sabe qué hacer.
No la apuremos.

Pero, por las dudas, estemos preparados.



13 de septiembre de 2013

Tiempo loco


Imagen: Jacek Yerka


Hoy fue un día raro. Mi percepción del tiempo fue rara.

* A las 14.52 hs. llegamos al banco. Había 9 personas delante de nosotros. La cola avanzaba muy despacio. Con O. hablamos de bueyes y de cheques perdidos, de si íbamos al súper después del banco o a la nochecita, de qué íbamos a cenar hoy. También imaginamos que O. sin querer-se apoyaba en la cinta (esa que ponen en el banco para ordenar la cola), y que se caía, y que su caída provocaba la caída de las otras personas que estaban en la cola, y que además se caían los soportes metálicos de la cinta, y que con el ruido y la confusión entraban en acción los guardias de seguridad desenfundando sus armas, y que se activaban todas las alarmas del banco incluida la de incendio, y que comenzaba a caer una lluvia que nos empapaba a todos, y que en medio del caos generalizado alcanzábamos a ver cómo nuestro cheque era pisoteado por varios pares de zapatos antes de deshacerse bajo el agua.
Cuando salimos del banco, miré el reloj. Eran las 15.05.  "No puede ser", pensé. Entonces miré la hora en el celular: 15.05.  "Andan mal", me dije.


*A las 16 hs hablé por telé fono con M. Hablamos un rato largo. Después me cambié y salí hacia mi clase de movimiento. Caminé despacio, muy despacio. Entré en una dietética, pregunté por diferentes tés, miré las galletitas, los budines integrales, la miel, los mix de frutas secas. Charlé con el dueño sobre la buena calidad de una de las marcas. Salí. Entré en una feria americana. Recorrí detenidamente los percheros, miré las remeritas, las blusas, los pantalones. Pasé por el vivero. Miré las alegrías del hogar, pregunté el precio del jazmín trepador y el de las margaritas. Llegué a destino. Eran las 16. 30. "No puede ser", pensé. Miré la hora en el celular: 16. 30. "Andan mal", me dije.

Y sin darle más vueltas al asunto, entré a la clase y bailé feliz, sin parar, no sé por cuánto tiempo.
Qué importa.
Hoy tengo todo el tiempo del mundo.




6 de septiembre de 2013

Sueños


Foto: Bet Z


Los delfines no juegan en las olas
como la gente cree.
Los delfines se duermen bajando hasta el fondo del mar.
¿Qué buscan? No sé.
Cuando tocan el fin del agua
despiertan bruscamente
y vuelen a subir porque el mar es muy profundo
y cuando suben ¿qué buscan? No sé.
Y ven el cielo y les vuelve a dar sueño
y vuelven a bajar dormidos,
y vuelven a tocar el fondo del mar
y se despiertan y vuelen a subir.
Así son nuestros sueños.


Los delfines, Silvina Ocampo

Bares notables. Hoy: El Faro

Para algunos queda en Villa Urquiza. Otros afirman que pertenece a Parque Chas. En ese territorio difuso  está El Faro, alumbrando antiguas historias de dos emblemáticos barrios porteños.




 Este tiene "entradita" bien definida :)


El piso evidentemente fue renovado, pero  la vieja barra  resiste.






El Faro está más refaccionado que otros bares notables (al menos, se le nota más), pero me gusta porque es amplio y luminoso,  porque está en un límite incierto entre dos barrios que me encantan y por sus ventanas con este  fileteado.










22 de agosto de 2013

El juego


                                                              Jason de Caires Taylor,  Land


Un partido
donde los jugadores tienen
los ojos vendados

Del otro lado  puede haber
un rey
una pared
un pez

También puede estar  el adversario.

Pero el adversario tiene
los ojos vendados
y abraza al rival
por error

El terreno se vuelve
piedra
 fango
asfalto
 cápsula

Los jugadores desconocen
las reglas
pero las respetan
puntualmente

El reglamento pasó
por tanto cielos
que revela un lenguaje intrincado
un alfabeto de números
o latidos

Entonces
el premio puede ser
la derrota

los perdedores agitan el pecho
de alegría
 los ganadores sufren el tormento
de no haberse equivocado.

Los que juegan
tienen los ojos
vendados

y no saben cuántos son
ni cuántos días
ni cómo
ni cuándo
ni quién
les vendó
los ojos.





10 de agosto de 2013

Algo tan hermoso que no puede expresarse en palabras


Alguna vez me pasó estar en una estación esperando el subte y que por los parlantes comenzara a sonar música clásica. Digo así, "música clásica", porque soy muy ignorante en la materia. Pero oyendo esa música sentí algo muy particular. Sentí -o más bien, tuve la certeza- de que si todos pudiéramos escuchar ese sonido aunque solo fuera unos minutos por día- mientras esperamos el subte o el tren, mientras hacemos una cola, mientras esperamos que nos llamen en cualquier sala de espera, en una recepción, en un supermercado-si esos sonidos remplazaran el ruido de la calle, de la gente, de la radio o de la tele e invadieran los espacios públicos, seríamos mejores personas. Sentí que habría menos golpes, robos, violaciones y asesinatos. Que los hombres serían amorosos con sus mujeres, y ellas con sus hombres. Que las madres y los padres cuidarían a sus hijos, y los hijos a su vez crecerían y se convertirían en hombres y mujeres buenos, porque fueron amados. Que nos miraríamos los unos a los otros pensando qué diferentes somos, qué idénticos. Y eso nos daría tanta felicidad, tanta pena y tanta ternura que seríamos incapaces de hacernos daño. Eso sentí.


Ayer vi esta película. Y vi esta escena. 



Red (en off)
"Hasta el día de hoy no sé lo que cantaban esas dos italianas. La verdad es que no lo sé. Algunas cosas es mejor no saberlas. Me gusta pensar que cantaban sobre algo tan hermoso que no puede ser expresado en palabras y hace que el corazón te duela por ello. Esas voces  llegaron tan alto y tal lejos como ninguno jamás imaginó en un sitio tan gris. Era como si un pájaro precioso entrara en nuestra jaula e hiciera que estas paredes desaparecieran, y por un momento muy corto, todos los hombres de Shawshank se sintieron libres."





8 de agosto de 2013

Desnuda


La poesía se desnuda y queda
un piolincito
un guiño
unas escamas fosforescentes.

El resto 

es aire que canta.

Foto: Betina Z






31 de julio de 2013

Persistencia

                                                                                                                         Foto: Betina Z

 "El pasado no ha muerto. Ni siquiera es pasado."

William Faulkner



23 de julio de 2013

Serendipia (7)

El encuentro de la princesa japonesa 
y la niña amazona








"La nena que pasa desnuda en el corcel blanco habría dejado insomne a Lewis Carroll. Atrás, titila un castillo de cuento de hadas. Todo comparte la misma gracia: la luna que mira a un costado, la medianoche en su fiesta, el yo y su desfile de sombras. La niña baja los ojos, busca con vehemencia el pozo de lo invisible. Cuando llegue al castillo abrirá la puerta un conejo blanco”. Así imagina la escritora María Negroni un libro entero, Elegía , alrededor de un único fotograma: ese que muestra a una niñita de larguísimos cabellos rubios rizados, envuelta en una noche espesa y estrellada, cabalgando –desnuda y lentamente– sobre un caballo blanco. La imagen pertenece a la película experimental Trilogía de los niños (1940) y es del artista norteamericano Joseph Cornell . El libro de Negroni rinde homenaje ) a la obra de uno de los creadores más misteriosos, tímidos y exóticos del siglo XX."
(Extraído de una nota publicada en Revista Ñ)

1. Hasta hace 15 días, jamás había oído hablar de Joseph Cornell. Me conmovió la imagen de esa niña atemporal, esa niña-fantasma, un hada exiliada. También me llamó la atención el propio Cornell quien, según la nota "creó una serie de películas breves  raras, rústicas, y aún bastante desconocidas. Las armaba él mismo, recortando y montando filmes de 16 mm. en el sótano de su casa (...) ya que lo importante para el artista no era filmar sino encontrar y luego intervenir, manipular el material. Trabajaba sobre las tiras de documentales de países exóticos que compraba en los almacenes de New Jersey. Pequeños espectáculos domésticos: Cornell proyectaba sus “juegos fílmicos” en la casa de Queens para mirarlos junto a su hermano..."Busqué en Internet, pero no pude dar con la Trilogía de los niños.

2. Yayoi Kusama es una artista plástica japonesa, cuya obra se expone actualmente en el MALBA. Tiene 84 años y es, según dicen, una de las artistas más famosas y ricas del mundo. La llaman "la sacerdotisa de los lunares", porque ellos están presentes obsesivamente en toda su obra.
Sus comienzos como pintora inmigrante japonesa en los Estados Unidos fueron duros, aunque también muy estimulantes: estuvo allí a finales de la década del 50 y principios de los 60: hippismo,  psicodelia, amor libre, drogas, feminismo, pacifismo, contracultura... Sin embargo, Yayoi llevaba consigo las huellas de una historia familiar terrible, que nunca pudo superar. Su vida y su obra dan cuenta de su enfermedad mental, que tradujo en una obra llena de luz y color, de mundos imaginarios.
Hasta ayer, jamás había oído hablar de esta artista. Leyendo una nota sobre su vida y su obra, descubro que la joven Yayoi fue novia, allá por los '60 y por diez años, del excéntrico Joseph Cornell, el "padre" de la niña amazona. 

"Los puntos son sólidos e infinitos. Son una forma de vida. Sol, luna, estrellas son cientos de millones de puntos. Cada ser humano es también un punto. Los puntos no pueden existir por sí mismos, solo pueden existir cuando se reúnen unos con otros. Admiro completamente su "infinitud" y estoy profundamente conmovida por la grandiosa presencia del universo, que está lleno de un poder misterioso."
Yayoi Kusama







14 de julio de 2013

Mirando caer el sol


Celine: Sigue ahí. Sigue ahí. Sigue ahí. Se fue.


La ansiedad terminó: ayer la vi. 
Después de haber leído "por arribita" (porque no quería conocer detalles del argumento) opiniones tales como "es una maravilla", "si estás mal con tu pareja no vayas porque te separás", "él está espléndido... a ella el paso del tiempo no la trató tan bien", "es una película incómoda", etc.
No voy a hacer una crítica de la película ni nada por el estilo, solo voy a contar algunas de las cosas que me pasaron ayer.

1El momento en que Jesse sale del aeropuerto y se ve a Celine apoyada en su auto, esperándolo (una mujer esperando a su marido, puro cotidiano). Mucha emoción volver a verlos.
2. La escena de Jesse y Celine mirando cómo se pone el sol es perfecta. La síntesis de toda la película. 
3. Contra todo lo esperable... no me identifiqué con esta Celine amarga y densa. No es que tuviera o no razón (probablemente la tuviera), pero me exasperaba su gataflorismo: decime la verdad (pero si no es la que quiero escuchar se pudre todo), decime si me engañste (pero estoy segura de que me engañaste, y si decís lo contrario estás mintiendo), esta relación no da para más (pero vuelvo 3 veces después de dar un portazo), etc. En cambio, me pareció muy contenedora y amorosa la actitud de Jeese, me convenció de cuánto ama a esa mujer. Y si al final recomienza el juego (¿habrá otro amanecer para ellos?) es porque Jesse va a a por ello en cuerpo y alma.
4. Si las películas anteriores me gustaron tanto fue porque no caían en lugares comunes. Esta Celine resentida, que se convierte en una máquina de reclamar, me pareció un lugar común. Hubiera preferido  un trazo menos grueso y previsible.

Cuando salimos de la sala, me quedé pensando si valía la pena esta tercera parte. 
¿Qué buscamos en una ficción? 
¿Queremos saber cómo les fue a Cenicienta y el príncipe o quedarnos con el "fueron felices y comieron perdices"? 
Qué dilema.



4 de julio de 2013

Manos

                                                                Imagen: Liliana Porter


¿Recuerdan las rondas infantiles que hacíamos cuando éramos chicos? Entonces solo reparábamos en la canción o el juego que acompañaban ese movimiento circular colectivo.

Cuando hacemos una ronda siendo grandes, podemos percibir otras cosas. 
Por ejemplo, que ninguna mano es igual a otra. 
Hay manos frías y hay manos tibias, hay manos secas y manos húmedas, manos blandas y rígidas, relajadas y crispadas, grandes y pequeñas, tímidas y osadas, frágiles y firmes, generosas y mezquinas, confiadas y reticentes, despiertas y aletargadas, glotonas e inapetentes.
Hay manos que agarran, manos que sueltan, manos que perciben otras manos, manos que solo se perciben a sí mismas, manos que acarician, manos que lastiman, manos atentas, manos distraídas, manos laboriosas y manos perezosas.
Cuando hacemos una ronda siendo grandes, cada mano habla de lo que somos, de lo que hacemos, de lo que damos y de lo que negamos.

Hagan la prueba.




26 de junio de 2013

Uno quisiera


                                                                  Imagen: Maribel Caro    



Uno quisiera que fuese cierto.
Que por una vez alguien ponga las manos en el fuego por el otro y elija, llegado el caso, quemarse.

Uno quisiera creer que esa mujer de voz temblorosa y resuelta que defiende a su marido sin  fisuras- porque sí, porque es su hombre y lo ama- dice la verdad. Porque uno debería saber con quién comparte la vida, y si uno sabe, debería poder plantarse con esa determinación al lado de su compañero cuando el mundo se viene en contra.

Uno quisiera que fuese cierto. Y que el amor estuviera por encima de las especulaciones canallas, las hipótesis cretinas, las teorías de Los Honestos masticadas durante horas y horas y horas con los restos del horror, con el pellejo de la tragedia.

Uno quisiera que ese hombre sencillo común y corriente, a quien su mujer defiende, su familia defiende, sus vecinos defienden, sea de verdad un hombre bueno, que se ganó por bueno el amor de los suyos.

Uno quisiera que quienes se restriegan las manos deseando que ese amor no sea cierto, que no sea posible la bondad, que no tenga lugar esa lealtad inquebrantable, se equivoquen escandalosamente. Que se atraganten con su veneno, sus miserias, su vida chiquita.

Uno quisiera que la verdad salga a la luz. Y que esa verdad diga que este hombre sencillo, a quien su mujer  ama incondicionalmente, es inocente.

Uno quisiera.
Yo quiero.




17 de junio de 2013

El regreso de Marie Diotret

A pedido de Sinhue, va un nuevo fragmento de la novela que más disfruté en los últimos tiempos.

Aitana Sánchez-Gijón como la camarera, en la película de Bigas Luna

"Horty no se dejaba deslumbrar fácilmente. Su último sentimiento de admiración se remontaba al día de su matrimonio con Zoé. Nevaba desde la víspera. La nieve se mantuvo ahí, cosa que nunca sucedió después porque, en las regiones marítimas, el rocío salado la desgasta a medida que cae al suelo. Todo eso era tan inesperado que hasta los niños evitaban jugar con la nieve para poder conservarla virgen y admirarla por más tiempo. Viéndola tapizar la Ville- Basse, Horty pensó que contemplaba el blanco absoluto. Después, Zoé y sus padres, sus amigos, su cortejo, aparecieron al final de la calle, camino de la iglesia de Saint- André. Entonces Horty debió reconocer de buena gana que el vestido de Zoé era aún más perfectamente blanco que la nieve. Quedó como sacudido por un sentimiento de estupor."


"La mayoría de la gente que veía su foto encontraba a Marie fresca y encantadora-linda, decían lo más a menudo, con ese tono de voz a la vez divertido y tierno que se emplea para hablar de un pequeño ser, planta o animal recién nacido. Para Horty, Marie representaba mucho más que una muchacha bonita, era la forma de vida más perfecta a la que jamás pudo él acercarse. Y esa era la razón por la que nunca había dejado de amar a Zoé; ella, con sus defectos cada vez más profundos pero también más conmovedores, era una mujer hecha a la medida de lo que él concebía razonablemente en materia de belleza. (...)
Extendió las manos hacia el espejo, como para retener el reflejo de Marie. Porque ahora que lo pensaba, Marie no era sino un reflejo. Si se diera vuelta, tal vez desaparecería."


"Hasta entonces, cada presentación le enseñaba alguna cosa nueva sobre Marie, pues cada noche precisaba más la hermosa lentitud de sus ademanes, la apacible tibieza que había sentido salir de ella cuando corrió la manta sobre su cuerpo adormecido (...); luego, el exquisito perfume que había regado sobre la pechera de su delantal y detrás de las orejas, a la mañana siguiente, antes de presentarse a bordo del Titanic, y esa manía encantadora que tenía de sacar la punta de la lengua entre sus labios antes de decir cualquier cosa, aún para decir simplemente sí o no; su manera de escuchar inclinando un poco la cabeza hacia un lado, su estallido de risa infantil (...) También detallaba lo que solo había existido en su imaginación, aquello con lo cual se emocionaba él mismo emocionando a los demás: la liviandad de las dos enaguas de Marie, tan imprevisible después de la sequedad de su uniforme almidonado, la escuadra de sus piernas desnudas, la dulzura húmeda del interior de sus muslos, los espasmos de su vientre amplio y plano, sus uñas horadando la sábana arrugada (...),  el poquito de sudor que bajaba por su espalda arqueada, la carne de gallina en sus hombros, el olor musgoso que había invadido la alcoba de Spithead y, finalmente, su sueño hasta la mañana.
Pero, ¿qué emoción podía esperar Horty de esa gran foto iluminada, con olor a cola y a madera caliente, rígida cerca de él, mientras Marie viva lo esperaba en su camerino? ¿De qué valía la imaginación de Horty contra la realidad de Marie? Hacía poco, cuando pasó a su lado, ella había respirado como los gatos cuando están irritados; él se había apresurado a respirar ese poco de aliento que arrojaba y había comprendido bien que existen cosas imposibles de narrar."


Para leer entradas anteriores sobre La mucama del Titanic, clic aquí.



12 de junio de 2013

El encanto del descarte

  Imagen: Janet Hill


Por razones muy parecidas, las ferias americanas me  resultan tan irresistibles como las librerías de viejo.

Paso a enumerar:

1. El autoservicio
A diferencia de una casa de ropa "normal", donde podemos mirar un poquito o indicarle a una empleada (generalmente poco dispuesta) qué prenda estamos buscando, en la feria prima el autoservicio: si bien hay una dueña, encargada o empleada (en general muy amable) a quien se puede consultar, la norma dicta que en una feria americana se entra a revolver. Pueden ser baúles enormes con pilas de ropa mezclada, o percheros con prendas perfectamente ordenadas por tipo y color. Nada más excitante que sumergir las manos en ese mar misterioso a ver qué pescamos. 

2. El factor sorpresa
A diferencia de una casa de ropa normal, nunca sabemos qué podemos encontrar en una feria. A veces tiramos la caña y salimos con la cesta vacía. Pero otras.... ahhhh, luego de revisar febrilmente aparece esa camisa, blanca, de un algodón tan suave y delicado que parece hecho de aire, con ese cuello, esos puños increíbles y esos versos de Lou Reed que parecen dibujados por él mismo con tinta chinaLa camisa es de Allo Martinez. Y sale $40Just a perfect day. 
Luego del gran hallazgo sobrevienen unos segundos de zozobra: "¿me quedará bien?" Porque, ya se sabe, en una feria no hay posibilidad de pedir otro talle, ni más chico ni más grande, ni otro color, ni ninguna alternativa: es lo que hay. Solo el destino dirá si lo que hay, era o no para mí.


3. Los precios
A diferencia de una casa de ropa normal, donde una remera de algodón básica, común y corriente, sale, digamos, $100, en una feria podemos encontrar la camisa que describí arriba por $40. Una mini de jean de Soul a $10, un saco de Lucuma a $15, un blusa retro a $20 y así. 
Desde que descubrí el universo de las ferias americanas, prácticamente no compro nada fuera de ellas. 

Por supuesto, como ocurre con las casa de ropa normales, también hay muchos tipos de ferias. Están las vintage, súper glamorosas, con ropa impecable, restaurada y cara (aunque en muchos casos lo vale); las que venden prendas discontinuas de primeras marcas a precios muy accesibles o los "cambalaches", donde puede haber de todo a precios irrisorios.

Andar por ahí y descubrir una nueva feria americana (me las he encontrado en lugares insólitos) me pone más contenta que perro con dos colas. A revolver, a revolver! Quién sabe qué maravilla me está esperando...

ps: los caballeros lunáticos sabrán disculpar este post eminentemente femenino (o tenerlo en cuenta para quedar bien con sus mujeres por unas pocas chirolas, como diría mi abuelo:)
Y si no, al menos podrán disfrutar del gran L.R.


 


10 de junio de 2013

Bares notables. Hoy: El Federal



Como ya dije, este es uno de mis favoritos. Paso a contar por qué:

* El bar (de 1864, uno de los más antiguos) es precioso. Solo la barra, con su arco de madera art nouveau y detalles de vitreaux, justificarían visitarlo.

* Está en un lugar que me encanta (San Telmo)

* Los mozos/as son jóvenes, simpáticos, súper amables.

* Los precios son más que accesibles.

* El café es muy bueno. Además, sirven el "americano" en pocillo hondo y generoso, acompañado siempre de alguna cosita rica y casera (no como esas minipalmeritas de paquete tristes que sirven en algunos bares no notables...).

* Los pastelitos de batata que preparan en las fechas patrias son un atentado.



Este tiene "entradita" grande





Les debo foto de la barra y del salón, pero en cualquier momento me doy una vuelta y agrego más imágenes (y de paso me como unas medialunas o unos pastelitos... :)



4 de junio de 2013

Intermezzo: Villa Santa Rita

Es el barrio donde está  El Tokio, el primero de los Bares Notables que posteé. Antes de seguir avanzando con la serie, quería hablar un poco de este lugar tan especial.
Villa Santa Rita tiene el mismo encanto de Parque Chas: aunque no presenta su trazado circular y laberíntico, está lleno de pequeños pasajes, y los pasajes- como bien lo sabía mi querido Cortázar- son lugares cargados de misterio. Porque insinúan la posibilidad de acceder a otro cielo, siempre que uno se anime a atravesarlos. 
Y a mirar para arriba.

Este es mi pasaje favorito:


Por la sonoridad de su nombre francés. Por la extrañeza que me provoca puesto ahí, en  una callecita perdida de un barrio de Buenos Aires...



Por  esta ventana...



... y por estas casas...



Aunque no ostentan un nombre tan glamoroso, los otros pasajes también tienen lo suyo...


























"En todo caso bastaba ingresar en la deriva placentera del ciudadano que se deja llevar por sus preferencias callejeras, y casi siempre mi paseo terminaba en el barrio de las galerías cubiertas, quizá porque los pasajes y las galerías han sido mi patria secreta desde siempre."

Julio Cortázar, El otro cielo.


Fotos: Bet Z.

31 de mayo de 2013

Bares notables. Hoy: el Café de García






El "Paseo Metodio y Carolina" (nombres de sus dueños originales) es ideal para un cafecito en una tarde templada de otoño, o una cervecita en verano.



El café tiene dos salones: este es el de adelante, con su típica mesa de billar y sus jamones.






Antes de pasar al "toilette", las damas podemos apreciar una nutrida memorabilia.



Este es el segundo salón. Según dicen, allí se comen unas picadas pantagruélicas (todavía no incursioné).



El salón está "abarrotado de objetos" (como dice mi amiga Eleonora). 









El Café de García queda en Sanabria y Varela, Villa Devoto.



29 de mayo de 2013

Bares notables. Hoy: El Tokio

 ¿Por qué son notables los Bares Notables? Cito: "en 1998 se creó la Comisión de protección y promoción de los cafés, bares, billares y confiterías notables.  Según el artículo 2 de la ley 35/98, un bar notable es aquel que tiene valor patrimonial propio por estar relacionado con hechos culturales significativos, por su antigüedad, diseño arquitectónico o relevancia local". 
Es decir: los bares notables son esos bares muy viejos, con barra de madera y a veces de estaño, con sillas y mesas de madera, piso tipo damero en muchos casos, con o sin mesas de billar y parroquianos que toman su vino, café o cerveza en la barra, con "entradita" (no sé cuál será su nombre técnico, es como un zaguancito cuadrado a la entrada, que me encanta), mozos tan viejos como el bar, eficientes y por lo general parcos. 
Los bares de Buenos Aires que me gustan tanto.
Hoy les presento a uno de ellos: El Tokio. Está en el barrio Villa Santa Rita y vale la pena conocerlo.