Pintura: Malwina de Brade
Cada uno abandonó su casa
hace mucho tiempo. Sin anunciarlo, sin despedirse de nadie, una noche tomaron
sus instrumentos y se fueron.
Cada uno caminó largas
horas bajo la luna, por un sendero de tierra.
Ninguno sabía adónde se dirigía,
pero todos sabían que iban por el camino correcto.
Finalmente se encontraron, en una encrucijada. Allí los esperaba el carromato, y el cochero de galera, y el caballo color café con pintas blancas. Entonces los hombres treparon al carro.
Finalmente se encontraron, en una encrucijada. Allí los esperaba el carromato, y el cochero de galera, y el caballo color café con pintas blancas. Entonces los hombres treparon al carro.
Y comenzó el viaje.
Los músicos tocaban sus instrumentos en el carromato,
siempre en movimiento. No se detenían en ningún pueblo, en ninguna ciudad. Nadie
los veía, pero todos sabían cuándo estaban cerca: el anciano oía las nanas que su madre le cantaba de niño; los niños escuchaban melodías alegres, que bailaban en ronda o batiendo palmas; las mujeres oían un sonido parecido a su propia voz; los hombres oían la canción del océano. Había algunas personas, pocas, que no oían ninguna música. Solo oían el traquetear de las ruedas del carromato por los caminos de tierra, y el ruido de las piedras que golpeaban contra las ruedas. Entonces protestaban durante todo un día, hasta que el ruido de sus voces lograba sofocar el ruido del carro de los músicos, que seguía su viaje hacia otro pueblo.
Los músicos nunca preguntan dónde van, ni si alguna vez terminará el viaje.
No quieren saberlo.
Los músicos nunca preguntan dónde van, ni si alguna vez terminará el viaje.
No quieren saberlo.
Un músico, pero un músico, siempre vive para el otro... Un abrazo.
ResponderEliminarLos músicos me resultan misteriosos, mucho más que los escritores... El músico maneja un código que no conozco, se mueve entre sonidos, ritmos, melodías...siento que están como en otro mundo.
EliminarPero los músicos de este cuentito sí, sin duda viven para los otros.
Abrazo, pibe.
"Cada uno caminó largas horas bajo la luna" y encontraron el sol, en una clave.
ResponderEliminarBeso grande :)
:)
EliminarLa clave es caminar, y esperar que lo que deba encontrarte aparezca.
Besos, señora.
Lo que importa no es el destino, sino el viaje en sí...
ResponderEliminarSaludos
J.
En este caso creo que el destino es el viaje.
EliminarSaludos, J.
El arte no tiene fronteras.
ResponderEliminarCuando uno ama un instrumento musical, lo único que le interesa es tocar, sea donde sea.
La música en sí, es un viaje sin fin.
Besos
El arte en general no tiene fronteras y la música mucho menos, porque no necesitamos compartir una misma lengua para disfrutarla. La conexión humana que se produce es única y muy profunda.
EliminarBesos, T.