Imagen: Jason de Caires Taylor
Desde donde estoy, miro por la ventana y veo gente tomado sol en balcones aterrazados.
De pronto siento un rumor sordo y un movimiento profundo bajo mis pies, como si hubiese un mar inmenso latiendo debajo del parquet.
Vuelvo a mirar por la ventana y las personas siguen tomando sol en sus balcones, pero ahora flotan plácidamente en un agua transparente que crece y los sostiene.
II
Llego a un mercado viejo, muy antiguo. Es una especie de galpón con techos altísimos y columnas de hierro. Se cuela el viento, siento el olor del óxido y la sal.
Hay mucha gente en el mercado. Todos quieren vender los tesoros que el mar imprevistamente les trajo. Sobre una inmensa mesada de mármol veo:
* algunos animales marinos: tortugas de aspecto gelatinoso, palomas con escamas en lugar de plumas, dos o tres peces voladores (las tortugas y la paloma intentan escapar pero las atrapan).
* una pequeña escultura de El Principito cubierta de algas y musgo.
* la escultura rota de un pirata; sobre la base de bronce se lee "Mar Mediterráneo" y también "Vera Italia".
A mi casa no llegaron el agua y sus tesoros. Siento cómo el mar sigue latiendo, allá abajo.
Tus sueños en el blog son los objetos que trae la marea alta del inconsciente en la vigilia, preciosos tesoros que yo puedo compartir con vos desde este balcón aterrazado.
ResponderEliminarUn abrazo grandote y seguí soñando robándole imágenes oníricas a Jason de Caires Taylor, el escultor de las profundidades del mar.
A veces la marea alta trae tesoros, y otras... miserias varias.
EliminarPero algo dice siempre esa agua que sube lejos de todo control, de toda voluntad, y se derrama luego en la vigilia.
Gracias por estar en el balcón, asomada a estas imágenes y a su lenguaje secreto.
Abrazo grande para vos.
ps. cada vez que vuelvo a ver la obra de de Caires Taylor no dejo de maravillarme...
Quizá en otra vida fuiste una criatura marina que nadaba por el Mediterráneo, o quizá lo seas algún día...
ResponderEliminarBuen fin de semana, Betina!!
Si lo fui, no lo recuerdo, si lo seré, no lo sé... (ahora me voy con mis hermanas a cantar en el mar y seducir marinos... :-)
EliminarBuenas noches, Sinuhe!
Todos quieren vender supuestos tesoros que, para los demás, bien pueden ser mucho menos. Mucho menos.
ResponderEliminarSaludos
J.
"No hay que confundir valor y precio", decía con razón la letra de una canción que cantaba Serrat. También decía: "un manjar puede ser cualquier bocado".
EliminarSaludos, J.
El mar truena hasta donde no llega...
ResponderEliminarAunque no lo veamos, siempre está ahí, y cada tanto se hace oír...
EliminarMás aun que la carencia de alas, es una penosa limitación que no seamos de naturaleza anfibia.
ResponderEliminarComo ya dije, tengo la pretensión de reencarnar. Así que, en algún momento, espero probar ambas posibilidades.
EliminarSaludos, Rob.
Una vez, en estado confuso (no faseada, pero casi), supe enamorarme de un muchacho que me describió cómo el mar arrastraba pesadas rocas negras a la playa, durante las tormentas. Antes del "magic brownie" era sólo un vendedor más. Ah, pero después... el rugido del mar, tan bien imitado (¡qué afortunada su novia, qué afortunada!).
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