Imagen: "Barco sonámbulo", Pavel Bergr

19 de noviembre de 2013

Mi encuentro conmigo


                                        Foto Bet Z


Sábado a la mañana. Enganchamos una película empezada con Bruce Willis y un nene gordito que lo sigue a todos lados. Al rato advertimos que el nene es el mismísimo Bruce a los 8 años, que ha viajado desde el pasado para reunirse consigo mismo en la víspera de sus 40. Un cuarentón que no la está pasando muy bien, claro. 

La película (Mi encuentro conmigo/The Kid) es muy mala, las situaciones, previsibles, y Bruce, muy risible en su rol dramático.
Pero igual me quedé pensando en la idea que propone la película. Si uno pudiera encontrarse con el niño/a que fue: ¿qué sentiríamos al verlo? ¿cómo le hablaríamos? ¿qué nos gustaría preguntarle? ¿trataríamos de advertirle algo, de evitarle algún dolor? ¿Cuánto de lo que somos vendría a develar ese niño?...

Hace un tiempo encontré el diario íntimo que escribí entre los 12 y los 14 años, y leerlo fue revelador. Es que, con el tiempo, uno olvida quién fue. El diario me permitió escuchar, en mi propia voz, cómo era un día de mi vida, a qué le tenía miedo, qué me daba vergüenza, por qué sentía culpa, qué me ponía contenta, qué me preocupaba, cómo veía a mi mamá y a mi papá, qué hacía con mis amigas, qué fantasías tenía acerca del amor... 

(Además de todo, me divertí como loca). 





21 comentarios:

  1. Hablar con ese niño...Esa idea de algunas películas en las cuales alguien vuelve por un tiempo al pasado, su pasado, y puede cambiar algunas cosas del futuro y después, claro, todo sale más o menos. Hablar con ese niño y decirle que la vida es triste pero que aún así.
    L.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es triste, pero aún así, sí, si sí, sí!!

      Un beso

      Eliminar
  2. Me ha encantado la idea, Betina! Si vvolviese a encontrarme con esa niña que fui, le diría que no se haga cargo de tantas cosas, que hay tiempo por delante para asumir responsabilidades. En mi caso, conservo las hojas de mis primeras novelas y cuentos, escritos a mano, con correcciones, dibujos al margen y toda la ilusión. Un abrazo grande, mujer!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Qué lindo que conserves esos primeros textos! Yo también guardo algunos; la mayoría me parecen malísimos, pero no es el valor literario lo que importa, sino que den cuenta de quién éramos entonces, qué sentíamos, qué pensábamos...

      Un abrazo para vos, Bee!

      Eliminar
  3. Es raro reencontrarse con el que uno fue, a la distancia. Por ejemplo al releer una carta que escribimos, o al oír relatada por otro algún suceso que protagonizamos y habíamos olvidado. Uno se pregunta qué tiene en común con ese yo antiguo. Mi sensación, más de una vez, ha sido de completo extrañamiento.

    Saludos, Betina.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es rarísimo, sí. A veces tengo la sensación de que esa niña es una completa extraña para mí, y otras descubro que tenemos mucho más en común de lo que creía.

      Saludos, Rob.

      Eliminar
  4. Mi regreso al blog (estuve pavonándome en Facebook un tiempo y resolví abandonar ese lugar para siempre jamás) me permite no reencontrarme con el niño que fui sino probar escrituras sin pensar en lectores. Te cuento esto, Betina, porque te considero amiga aún sin conocerte. Al menos compañera bloguera que ya es algo. Quería apenas contarte que lo que escribo en el blog no es confesional, raramente tiene que ver conmigo o lo que me pasa. Me refiero a ese posteo "sin tema" de Suspende donde hiciste un comentario con el cual acuerdo. Pero aún así, aún así, quería aclararte que son tramas textuales que no obedecen a ninguna idea previa ni posterior. Tomo algo de lo real y me dejo ir. Si pareció que sólo valoro los temas mal llamados profundos, bueno, será un error de escritura, pero no era la idea. Y este comentario ya es aburrido así que paro acá. Adelante con la Luna.
    L.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No sabría definir o nombrar el vínculo que nos une a quienes participamos de este intercambio virtual, sí sé cuánto aprecio y cuánto me alegran algunos encuentros.

      Con respecto a tus posteos, me queda claro L.
      Saludos

      Eliminar
  5. Nunca escribí un diario íntimo... pero hace poco, pude verme en una vieja filmación, tendría entonces unos 7 u 8 años, y es tan diferente a lo que se siente frente al instante de una fotografía! Tal vez resulte algo parecido a lo que debe ser releer los pensamientos escritos en un viejo diario.
    Un beso

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es muy diferente, coincido... En una filmación uno está "vivo" y, de alguna manera, en un diario también (se "escucha" nuestra voz). Las fotos, en cambio, tienen una cualidad casi irreal para mí (al respecto estuve cavilando en el capítulo XXII de mi "nouvelle", si querés pispearlo: http://lunavalencia.blogspot.com.ar/2013/02/la-luna-de-valencia-xxi-xxii-xxiii.html )

      Besos, Laura!

      Eliminar
  6. Reencontrarse con una misma... hay algo en esa posibilidad que aunque pueda parecerte tonto, me da cierto miedo. Pero si que es cierto que a veces he leído algo escrito hace mucho mucho tiempo y algunas cosas vistas desde el ahora me hacen aparecer una sonrisa en la cara. Pero creo que la posibilidad de modificar algo de lo ocurrido haría que no fuéramos la que somos ahora, para bien y para mal. Yo mejor lo dejo tal cual.
    Un beso

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No me parece para nada tonto, es una posibilidad sumamente inquietante... A mí, lo primero que me surge es que no sabría qué hacer con ella... Supongo que lo que más me gustaría es escucharla (pero no sé si estoy preparada para escuchar lo que tendría para decirme... :)

      Un beso, Carmela.

      Eliminar
  7. Yo creo que si nos encontráramos, él se quedaría mirándome con cara rara, como preguntándose... ¿Y este de dónde salió? Porque el pibe que fuí, a pesar de ser muy observador, siempre iba ensimismado, siempre perdido en su mundo interior. Le recomendaría que jugara más, y le agradecería mucho por permanecer en mí hasta hoy. Hay cosas que me comunican con él: algunos de mis mejores recuerdos; el cuaderno de primer grado que mi vieja guardó toda la vida, que lo tengo por ahí en un estante, y que hace poco me dí cuenta que fue cosido a mano con hilo de mercería... por ella, claro. Y lamento haberme desasido de un pequeño adminículo... no sé cómo llamarlo, en realidad: era como un tubito de plástico con una lente de aumento de un lado y una diapositiva en el otro extremo. Había que mirar a través del lente apuntando a una fuente de luz para poder ver la imágen: la foto de aquel pibe, de unos cuatro años, y de mis viejos, sentados en las gradas de un circo...

    Seguro que me gustaría ese reencuentro. No charlaríamos mucho. Pero podríamos caminar a la par cantando como en la opereta del Negro Dolina... "que se acobarde el destino, cuando nos vea pasar..."

    http://www.youtube.com/watch?v=sMRzbQb2jL0

    Un abrazo, Betina. Fue un gusto volver a mi pasado un rato de tu mano.-

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No tuve el gusto de conocer al pequeño Sinuhe, pero al grande no me cuesta imaginarlo "muy observador, ensimismado y perdido en su mundo interior" :).

      Yo también guardo mis cuadernos (de 1º a 7º, un poco mucho). Me da risa y ternura leer las "composiciones", todas terminaban con la misma oración del título pero entre signos de exclamación.
      Tengo el adminículo que describís (tampoco sé cómo se llama)... y la foto es en un circo!...

      El rencuentro con tu niño es precioso. Qué mejor que caminar, cantando juntos esos versos...
      Gracias por el link (más que oportuna la canción de Dolina) y por compartir aquí tu paseo por el pasado.

      Un abrazo grande al pequeño y gran Sinhue

      Eliminar
  8. Qué lindo Betina! Tu hermoso texto las valiosas miradas de la gente que visita la Luna!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me encanta compartir estas experiencias con los visitantes de la Luna, sus aportes son muy hermosos.

      ¿Y la pequeña Eleonora, qué dice...? (mandale un beso de mi parte)

      Eliminar
    2. Te acordás de Un cuento de Navidad?http://razondelgusto.blogspot.com.ar/2012/12/un-cuento-de-navidad.html
      Si me encontrara con esa nena, me reconocería enseguida, solo tengo más marcada la línea de asombro de la frente y los ojos cada vez más claritos detrás de los anteojos. Pero la emoción siempre a flor de piel. Un abrazo grande.

      Eliminar
    3. Ay, "Moni"... qué preciosura tu cuento!
      Me dio gracia leer mi comentario, sincero pero muy "recatado". Ahora, después de casi un año de disfrutar de tu razón del gusto y de recibirte en mi luna, me emocionó mucho más leerte, ver a esa bebé de ojos como "caramelos de menta", tan sonriente, tan hermosa. Y lo que contás es tan pero tan lindo... Gracias por recordármelo , Eleonora. No me cabe duda que entre aquella nena y esta mujer, la "no enfermedad" de la emoción se mantiene intacta.
      Un abrazo

      Eliminar
  9. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  10. Lo que haría sería abrazar muy calidamente y llenar de besos a la pequeña Axis, Andrea en ese entonces, y decirle con total firmeza y suavidad, para que no le queden dudas, que es muy amada por sus padres, para que no pierda años pensando y fantaseando equivocadamente...

    Uy nena! mirá las cosas que me hacés poner!!! por algo no iba a comentar este post e igual me enganchaste!!! jajajjaj

    Igual, también le pediría jugar al elástico otra vez, eso sí, la muy cabrita me dejaría de cama, porque no paraba de jugar a nada!!!

    Besos Bet!

    ResponderEliminar
  11. Imagino a esa Axis-Andreía tan amorosa y querible como su versión adulta.
    Y si ponés estas cosas no es mi culpa, es el influjo de la Luna, que nos hace abrir la boca cuando queremos cerrarla, cantar cuando decidimos callar y volar cuando nos atrincheramos bajo tierra...

    Muchos besos, nena!!
    (a mí también me encantaba jugar al elástico, y a la soga).

    ResponderEliminar