Imagen: "Barco sonámbulo", Pavel Bergr

2 de octubre de 2013

Esto no es un sueño


 Imagen: Julie de Waroquier

I
Camino por una calle adoquinada, debajo de un puente. Las paredes son de piedra, de una piedra antiquísima, que conserva la memoria de sucesos ocurridos hace siglos.
"Que no me digan que es un sueño", pienso. "Esto no es un sueño". 
Para corroborarlo, acerco mi cara a una de las paredes: siento sobre mi piel la textura áspera de la piedra gastada, su temperatura tibia; siento su olor viejo, a agua enmohecida, a herrumbre; también siento en mi rostro el calor de un rayo de sol. Cierro los ojos. Sé que nunca estuve aquí antes. Sé que no estoy en mi país. Sé que estas calles, estos puentes, esta geografía pertenecen a otro lugar y a otro tiempo. Sé que esto no es un sueño.


II

Me acomodo de espaldas sobre un carrito de cuatro ruedas. Flexiono las rodillas, subo los pies, me impulso con las manos y comienzo a deslizarme hacia atrás, por una callecita en pendiente. A medida que me deslizo boca arriba, voy mirando las copas de los árboles que desfilan ante mis ojos. Extiendo los brazos para rozar las hojas y las flores, que quedan al alcance de mi mano. Son suaves, son blancas, fucsias, perfumadas. Siento una felicidad tan grande que empiezo a llorar. Y me río, también de felicidad. A los costados, sobre las paredes de las casas, las ramas y el follaje forman extrañas figuras vegetales: caballos de crines marrones con flores rojas, peces con escamas amarillas, naranjas, lilas, colibríes. 
"Esto no es un sueño", me digo contenta. 
Y sigo viajando.




10 comentarios:

  1. Aunque haya sido solamente un sueño, al contarlo (y leerlo nosotros) ya es mucho más que un sueño.

    Saludos, Betina.

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    1. Es cierto, Rob. Contar un sueño es una manera de "ingresarlo" a la realidad.
      Pero... ¡es no era un sueño, insisto! :)

      Saludos

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  2. Si pudiésemos vivir en el sueño... así, enredados... Un abrazo.

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    1. Yo a veces no sé muy bien dónde vivo, Darío...

      Un abrazo

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  3. "Como sueño era curioso porque estaba lleno de olores y él nunca soñaba olores. Primero un olor a pantano, ya que a la izquierda de la calzada empezaban las marismas, los tembladerales de donde no volvía nadie. Pero el olor cesó, y en cambio vino una fragancia compuesta y oscura como la noche en que se movía huyendo de los aztecas. Y todo era tan natural, tenía que huir de los aztecas que andaban a caza de hombre, y su única probabilidad era la de esconderse en lo más denso de la selva, cuidando de no apartarse de la estrecha calzada que sólo ellos, los motecas, conocían.

    Lo que más lo torturaba era el olor, como si aun en la absoluta aceptación del sueño algo se revelara contra eso que no era habitual, que hasta entonces no había participado del juego. "Huele a guerra", pensó, tocando instintivamente el puñal de piedra atravesado en su ceñidor de lana tejida." J. C

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    1. Apenas terminé de escribir "A medida que me deslizo boca arriba...", pensé en el cuento que citás...
      Cortázar dice: "Yo vi siempre el mundo de una manera distinta, sentí siempre, que entre dos cosas que parecen perfectamente delimitadas y separadas, hay intersticios por los cuales, para mí al menos, pasaba, se colaba, un elemento, que no podía explicarse con leyes, que no podía explicarse con lógica, que no podía explicarse con la inteligencia razonante."
      Sé que a muchos les parecerá una locura o una pavada, pero yo estoy segura de que los sueños tienen la misma entidad que la realidad... Me pasa a menudo estar soñando y pensar "esto no puede ser un sueño", y empezar a buscar pruebas (olores, sabores, tactos) de su verdad para mostrárselas al mundo.
      Para mí los sueños son un umbral, una puerta a otra realidad; creo fervientemente en que, de alguna manera, realmente estuve ahí, en esas calles de piedra, a muchos kilómetros y siglos de distancia, aunque sea por unos minutos.

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  4. Shhhh... Silencio! Ella sueña... o quizá no, pero es feliz!

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    1. Gracias, Sinhue!...
      Si quiere, puede cantar bajito esta estrofita del Flaco:
      "Se ríe el niño dormido
      quizás se sienta gorrión esta vez
      jugueteando inquieto en los jardines de un lugar
      que jamás despierto encontrará."

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  5. El primer episodio me pareció subyugante. Paso mi vida melancólica buscando precisamente un lugar así, solitario y esencial.
    El segundo tiene esa cosa caleidoscópica del LSD. No abuses que te quema el bocho.
    Me encantó.
    Salú!

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    1. Qué lindo lo de "lugar solitario y esencial"...

      Sí, suena bastante lisérgico, pero fue un buen viaje ( y sin efectos indeseados :)

      Salú, Hermes!

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