Imagen: "Barco sonámbulo", Pavel Bergr

17 de octubre de 2013

All inclusive




Primero entramos en un restaurante. Atravesamos dos o tres salones cubiertos y llegamos a uno al aire libre. Es lindo, hay mesas con manteles blancos debajo de una parra enorme por la que se filtran unos rayos de sol. La gente sentada a las mesas conversa, come, se los ve contentos. La comida parece rica, mucha carne, papas doradas, frutos de mar, dispuestos en fuentes enormes y humeantes. En el último salón se pueden adquirir algunos productos. Yo llevo miel, almendras, aceite de oliva, unos panes caseros. 
Ella paga.

Más tarde entramos en una perfumería. "¿Te gusta aquel?" "Mmmno... no sé, no lo conozco". "¿Lo querés?" "No, gracias, ando necesitando un rubor y una sombra nada más." "Mirá, ahí hay, ¿te gustan?" "Sí, están bien, las voy a llevar." Pero apenas insinúo el gesto de meter la mano en la cartera, ella me sujeta el brazo. "Por favor", dice. 
Y paga. 

Después pasamos por un teatro de la calle Corrientes. Ella se acerca a la ventanilla, comenta algo con el empleado; él saca cuatro entradas de la taquilla y se las pasa por debajo del vidrio. Ella sonríe, me las da. Y paga.

Finalmente entramos en un viejo almacén de barrio. Sobre el mostrador hay un par de dulces de membrillo caseros. "Qué rico. Los voy a llevar. Pero esta vez pago yo", digo. "De ninguna manera", retruca ella, mientras se encamina resuelta hacia la caja registradora. 

-¿Algo más?- dice el almacenero. 
-No, gracias-dice ella-. Esto es todo por hoy.




(mi agradecimiento a la señora MC por su desinteresado aporte a este sueño pedestre)



10 comentarios:

  1. Creo que me gusta este mundo donde ella paga y yo no toco el dinero, doña... me invita un café? Abrazo

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    1. Un mundo perfecto! Yo te invito (ella paga :)

      Un abrazo, Darío

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  2. Cuidado, le va a pedir el alma a cambio...

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    1. Usté dice? Y para qué le serviría a ella?...

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  3. Que lindo relato.
    Me sentí paseando por la Calle Corrientes, que linda es nuestra calle Corrientes, igual que Moria Casan, exhuberante, luminosa y atrayente, aunque ahora ya tiene sus años, siempre se la ve fresca y espontánea.
    (a Moria y a la calle)


    Saludos, fue un gusto pasar a visitarte.

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    1. Gracias, Adriana, me alegra que te haya gustado. Corrientes sigue teniendo su encanto, sí, a pesar de todo (por ejemplo, que hayan refaccionado el bar La Paz hasta dejarlo casi irreconocible). Con respecto a Moria, sigue siendo exuberante y espontánea ( de las otras cualidades, no estoy tan segura, ay).

      Saludos, gracias a vos por pasar.

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  4. ¿No probaste entrar en una concesionaria Alfa Romeo?
    No entendí si la Casán era la dadivosa del relato, pero qué buena que está en esa foto, por favor. Uno se olvida de cómo eran, de tanta opereta que tienen encima.
    Un beso.

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  5. No, pero igual no sé manejar. Podría haber entrado a una inmobiliaria, eso sí.
    La dadivosa era la mismísima señora Casán, y en esa foto está tan linda que parece nuestra Brigitte Bardot, en versión morocha.

    Beso.

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  6. Muy sorprendente encontrarse a Moria Casán en La luna de Valencia... claro, así son los sueños, totalmente impredecibles.
    ¿Y qué fuiste a ver? Yo anduve por la calle Corrientes este fin de semana, por ahí nos cruzamos y no nos dimos cuenta...
    Un abrazo, Betina.

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  7. Ja, la Luna es tan impredecible como los sueños, ¿vio?
    No recuerdo que vi gracias a la gentileza de mi amiga onírica, pero seguro no era ninguna de las obras que viste vos, si no seguiría moqueando :)

    Un abrazo, Eleonora

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