Imagen: "Barco sonámbulo", Pavel Bergr

13 de septiembre de 2013

Tiempo loco


Imagen: Jacek Yerka


Hoy fue un día raro. Mi percepción del tiempo fue rara.

* A las 14.52 hs. llegamos al banco. Había 9 personas delante de nosotros. La cola avanzaba muy despacio. Con O. hablamos de bueyes y de cheques perdidos, de si íbamos al súper después del banco o a la nochecita, de qué íbamos a cenar hoy. También imaginamos que O. sin querer-se apoyaba en la cinta (esa que ponen en el banco para ordenar la cola), y que se caía, y que su caída provocaba la caída de las otras personas que estaban en la cola, y que además se caían los soportes metálicos de la cinta, y que con el ruido y la confusión entraban en acción los guardias de seguridad desenfundando sus armas, y que se activaban todas las alarmas del banco incluida la de incendio, y que comenzaba a caer una lluvia que nos empapaba a todos, y que en medio del caos generalizado alcanzábamos a ver cómo nuestro cheque era pisoteado por varios pares de zapatos antes de deshacerse bajo el agua.
Cuando salimos del banco, miré el reloj. Eran las 15.05.  "No puede ser", pensé. Entonces miré la hora en el celular: 15.05.  "Andan mal", me dije.


*A las 16 hs hablé por telé fono con M. Hablamos un rato largo. Después me cambié y salí hacia mi clase de movimiento. Caminé despacio, muy despacio. Entré en una dietética, pregunté por diferentes tés, miré las galletitas, los budines integrales, la miel, los mix de frutas secas. Charlé con el dueño sobre la buena calidad de una de las marcas. Salí. Entré en una feria americana. Recorrí detenidamente los percheros, miré las remeritas, las blusas, los pantalones. Pasé por el vivero. Miré las alegrías del hogar, pregunté el precio del jazmín trepador y el de las margaritas. Llegué a destino. Eran las 16. 30. "No puede ser", pensé. Miré la hora en el celular: 16. 30. "Andan mal", me dije.

Y sin darle más vueltas al asunto, entré a la clase y bailé feliz, sin parar, no sé por cuánto tiempo.
Qué importa.
Hoy tengo todo el tiempo del mundo.




10 comentarios:

  1. ... y lo mejor es que no habrá quien te quite lo bailado.

    Abrazo.

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  2. Viste viste!!! Hay que bailar y no mirar el relossssssssssssssssss... Un abrazo.

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    1. Tal cual! Y cuando los relojes se rebelan, hay que mirarlos y reírse del tiempo, igual que ellos.

      Otra abrazo, Darío.

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  3. Que el tiempo de lo relojes siempre marque el tiempo a tu favor. Un abrazo, Betina!

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    1. Que así sea, Eleonora! Gracias por los buenos deseos.

      Un abrazo.

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  4. "Hombre sin reloj, vive feliz", sentenciaba mi abuelo materno. Y preguntaba la hora a cada rato.

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  5. Una chica anacrónica que baila feliz debería tener el don de modificar el reloj biológico del resto de los mortales y contagiarles el ritmo. La felicidad sincronizada! Estaría bueno, no?

    Que siga el baile!!

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    1. "Una chica anacrónica"... ¿sabe que, en gran medida, eso soy? De lo que no estoy tan segura es de tener el don que menciona, pero quién le dice.
      Mientras tanto, bailemos!

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