Imagen: "Barco sonámbulo", Pavel Bergr

4 de julio de 2013

Manos

                                                                Imagen: Liliana Porter


¿Recuerdan las rondas infantiles que hacíamos cuando éramos chicos? Entonces solo reparábamos en la canción o el juego que acompañaban ese movimiento circular colectivo.

Cuando hacemos una ronda siendo grandes, podemos percibir otras cosas. 
Por ejemplo, que ninguna mano es igual a otra. 
Hay manos frías y hay manos tibias, hay manos secas y manos húmedas, manos blandas y rígidas, relajadas y crispadas, grandes y pequeñas, tímidas y osadas, frágiles y firmes, generosas y mezquinas, confiadas y reticentes, despiertas y aletargadas, glotonas e inapetentes.
Hay manos que agarran, manos que sueltan, manos que perciben otras manos, manos que solo se perciben a sí mismas, manos que acarician, manos que lastiman, manos atentas, manos distraídas, manos laboriosas y manos perezosas.
Cuando hacemos una ronda siendo grandes, cada mano habla de lo que somos, de lo que hacemos, de lo que damos y de lo que negamos.

Hagan la prueba.




21 comentarios:

  1. Absolutamente... trato de recordar ciertos tactos infantiles, me es imposible. Hoy dar la mano está plagado de tanto prejuicio y egoísmo... Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, en general, dar la mano es un gesto de cortesía, casi siempre mecánico. Aún así, esos apretones en automático dicen mucho, para bien o para mal...

      Un abrazo, Darío (o un buen apretón de manos:)

      Eliminar
  2. Manos de uñas largas esculpidas o manos de dedos con los pellejos mordisqueados o con uñas negras de tierra... Manos suaves de crema Hinds o manos callosas de cal y cemento... Manos con olor a ajo o a mandarina o manos antisépticas de alcohol en gel... Manitos chiquitas y regordetas aferradas a nuestra mano para cruzar la calle o manos que se entrelazan a nuestras manos para sentirnos menos solos cuando transitamos el camino de la vida.
    Me encantó este post, Betina. ¡Gracias!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Y a mí me encantaron todas tus "manos"!
      Gracias a vos, Eleonora, un abrazo.

      Eliminar
  3. Es verdad, ahora somos más conscientes. A veces extraño la simpleza de la niñez, ese decirle a cualquier desconocido: "Hola, ¿querés jugar?"

    Son muy interesantes esas obras de teatro donde a uno le vendan los ojos, y lo guían de la mano. Pueden llegar a ser hasta sanadoras (aprender a confiar aunque se ande a tientas)

    (Hola, ¿querés jugar?)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Igual, no olvidemos que, a veces, la simpleza de la niñez puede ser fatal. Cuando tenía 5 años le pregunté a una compañerita de jardín de infantes si quería ser mi amiga; ella, mirándome de arriba abajo, respondió: "No sé, lo voy a pensar."
      Todavía estoy esperando la respuesta.

      Sí, debe ser interesante la experiencia del teatro "ciego". Qué difícil dejarse llevar, aprender a confiar, uf.

      (Hola, dale, ¿a qué jugamos?)

      Eliminar
  4. Interesante observación. Las manos son como los ojos, proyectan el espíritu.
    Tomo de tu texto los adjetivos que más me gustan en unas buenas manos: tibias, blandas, relajadas, osadas, generosas, despiertas, glotonas.
    Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Coincido con tus elecciones, aunque las "blandas" y las "glotonas" capaz quedan afuera del casting.

      Besos, Hermes.

      Eliminar
  5. Linda entrada Betina, uno pierde la noción de lo importante que son las manos y todo lo que representan.
    Y es cierto muchas veces hablan por nosotros.
    Me vino a la mente aquella vieja canción tan sentida de Sandro, "Las manos".
    Besos para tí !

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, T. Las manos, como los ojos, hablan más que la boca (o, al menos, no mienten).

      Besos!
      ps: uy, no ubico la canción que decís...

      Eliminar
  6. (Debería ser tan fácil hacerlo, así, como dice este poema.)

    Dame la mano y danzaremos;
    dame la mano y me amarás.
    Como una sola flor seremos,
    como una flor, y nada más...

    El mismo verso cantaremos,
    al mismo paso bailarás.
    Como una espiga ondularemos,
    como una espiga, y nada más.

    Te llamas Rosa y yo Esperanza;
    pero tu nombre olvidarás,
    porque seremos una danza
    en la colina y nada más...

    "Dame la mano" - Gabriela Mistral


    Te doy mi mano, Betina.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Precioso poema, Rob, gracias.
      Te doy la mía. ¿Danzamos?

      Eliminar
  7. ja! Esos viejos dolores...

    En la primaria tuve una compañerita que solía decirme: "si no me prestás tu caja de colores, no soy más tu amiga" (y yo iba y se la prestaba) o "si no me ayudás en la prueba de matemática, no soy más tu amiga" (y yo torcía mi hoja para que pudiese copiarse).

    Y se sufría, eh? Se sufría en serio. Estuve muy enamorada de un morocho de pecas que, como no podía ser de otra manera, estaba enamorado de otra. Hablo de segundo grado.
    Una mañana lloré y lloré por ese tema, entonces mi vieja buscó consolarme: "Bueno, no te preocupes, hay muchos chicos!" Y yo contesté precozmente: "Sí, pero (snif, snif) ¡también hay muchas chicas!"

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El "si no hacés lo que quiero, no soy más tu amiga" era terrible. Bueno, es terrible: hay muchas amigas, madres, padres, maridos y maridas que siguen recurriendo a esas extorsiones.

      Ja, irrebatible tu razonamiento! Un beso a aquella niña, ¿puede ser?

      Eliminar
  8. Siempre pensé que mis manos eran un poco más viejas que yo, pero últimamente he comenzado a dudar al respecto. Bastante laboriosas mis manos, ambas… Pero, qué raro!! Acabo de darme cuenta que, a pesar de que soy rotundamente diestro, mi mano izquierda está más encallecida… Pobre mi zurda!

    A mis manos le gustaría aprender a tocar el piano, pero se reconocen incapaces. Como están acostumbradas a trabajar juntar les sería muy difícil tocar un boogie woogie, por ejemplo, ya que deberían seguir ritmos distintos. Imposible!

    Bastante nostálgicas mis manos… Tienen memoria. Pero también esperan nuevas oportunidades para disfrutar del sol, la lluvia y el viento; y para acariciar cortezas de árboles o pastitos frescos, pelambres o plumajes, epidermis, etc.

    Manos de pulgar hacia arriba, mis manos.

    Mi derecha es un poco insolente (perdón, eh?): Te levanta el mentón, te toca la punta de la nariz, te hace una venia...

    Y te saluda hasta la próxima!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Qué buen ejercicio mirarse las propias manos! Mirá todo lo que pudiste observar...
      Me encantó tu "quiromancia" Sinhué. Y lo que tus manos dicen de vos.

      Besos

      Eliminar
  9. Hoy después de muchos meses abrí la Rete sin ninguna expectativa, encontrar su mano amiga me llenó de alegría.
    Beso y abrazo enormes.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. A mí me llenó de alegría ver a Rete resucitada en el Reader (qué trabalenguas:)

      Otro abrazo enorme para usted, condesa.

      Eliminar
  10. Betina: yo le escribo porque ví en su aparatito espía que la estaban leyendo desde Moscú....., y leí todo, incluso los comentarios (siempre lo hago), y de paso, le digo que Ud. siempre me da una mano....
    Y si la leen en Moscú es porque.... ¡Ud, es bolsheviki...!!!
    ¡Ja..! ¿cuándo se enterará de mi acusación y mi callado agradecimiento...?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ya que anda espiando, sabrá que también me leen en Lublijana, Ulan Bator y Pyonyang... la luna es un satélite muy leído!

      Lo demás no entendí nada, si gusta aclarar...

      Eliminar
    2. No se moleste, ya entendí!...

      Eliminar