Imagen: "Barco sonámbulo", Pavel Bergr

30 de abril de 2013

Cualquier cosa paso otro día


Hace más o menos un mes pasé por una librería de usados y me encontré con el guión de The piano. Me sorprendió, nunca lo había visto en mis frecuentes incursiones por este tipo de librerías. Lo hojeé, leí un poquito; los textos estaban bien, pero me molestaba un poco que fuese un guión, las indicaciones tipo "Interior, día, casa de la familia tal" que interrumpían el relato.  Además, la impresión y la calidad de las fotos no eran buenas. Dudé. En un momento estuve a punto de comprarlo pero al fin los contras le ganaron a los pro y terminé dejándolo sobre la mesa, entre otras pilas de libros. 
"Bueno, veo, cualquier cosa paso otro día".

Días atrás andaba cerca de la librería y decidí pasar a llevármelo, "seguro que va a estar"...

A Seguro ya sabemos qué le pasó.
En fin. 

Al menos, siempre me quedará esta perturbadora, bella, conmovedora película.







12 comentarios:

  1. Se fue el libro??? Cómo perdiste eso??? Un abrazo.

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    1. Así es, Darío. Cómo, ya lo dije... Por qué, ¡por sa-la-me!

      Gracias por el abrazo-consuelo :)

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  2. Acabo de ver en trailer en la ofi (sin sonido) mi dios! qué pelicula!
    me dieron ganas de volver a verla!!
    ... me he quedado perturbada, sí!!

    En cuanto a las oportunidades... querida, para la próxima ya sabes! :)

    Besos Bet!!!

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    1. Si lo ves con sonido, las ganas de verla de nuevo se multiplican!! (tengo intenciones de hacerlo en breve).

      En cuanto a la próxima...sí, debería aprender la lección...¡pero soy tan mala alumna, ay! :(

      Besos, niña.

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  3. La bella película de Jane Campion... con una de las escenas de erotismo más fino que he visto en mi vida, sólo hace falta el agujerito en una densa media negra...
    Y lo del libro te pasó para recordar, como me ha pasado a mí tantas veces, que en esta vida lo que no es "carpe diem" es "tempus irremediabile fugit". Lo sabían muy bien los latinos.
    Abrazos, Betina.

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    1. Sí, tan bella... Y coincido, esa escena es de un erotismo impresionante: todo el deseo se concentra en ese gesto, en esa ínfima porción de piel, en ese contacto mínimo. Y es esa forma del erotismo la que me resulta más perturbadora. Pienso también en "Los puentes de Madison": todos los contactos entre Robert y Francesca antes de tener sexo (un roce de manos mientras cocinan o ponen la mesa, por ejemplo) me parecen terriblemente eróticos.Hay otra escena, en la que Francesca está sola, de noche, en el porche de su casa. Hace calor. En un momento, ella se entreabre apenas la bata para sentir el viento en su cuerpo, desnudo bajo la bata.Y se la ve experimentar un placer tan hondo, una mujer en posesión de su cuerpo, de su belleza, de su femineidad, de su deseo, de sus fantasías. Impresionante...

      Voy a ver si aprendo, sí señora, a ver si evito otro "liber irremediabile fugit" :)

      Beso grande, Eleonora

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  4. No sé si seguirá estando: en la galería de Corrientes al 1100, esa que tiene salida por Diagonal, donde està el cine Arte o Arteplex, hay una librería especializada en cine (guiones, directores, películas, etc.), pruebe allí.

    Saludos, Betina.

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    1. Muchas gracias por la sugerencia, Rob. El tema es que, para mí, la gracia de estos hallazgos es justamente su carácter casual. No era un libro que estaba buscando, es un libro que "me" encontró ( y que yo dejé pasar). Prefiero que el azar- si así lo dispone- vuelva a reunirnos (cada loco con su tema, vio :)

      Un beso

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  5. Coincido en ese poder de la casualidad que hace de lo inesperado deseable...Ahora me voy con esa música maravillosa en mi mente. Abrazo

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    1. Es eso, Vera. Eso que no estaba en mis planes y, por obra del azar, se convierte en un inesperado objeto de deseo.
      De ahí mi berretín por las librerías de usados y por las ferias americanas o de antigüedades: encontrar algo de manera aleatoria y, sin embargo, destinado para mí (al menos, así me gusta pensarlo).
      Un abrazo.

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  6. Volví a ver el video y no puedo dejar de agregar: qué extraordinaria Holly Hunter en esta película. Precisa, exacta, comunica todo lo que tiene comunicar así, sin palabras y con una expresividad intensa y sutil. Y qué decir del gran Harvey Keitel, uno de mis actores favoritos. En cambio, Sam Neill... a su personaje odioso se le suma la poca simpatía que me despierta el actor (muy malo, en mi modesta opinión).

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  7. Betina, no se puede ver el video, aparece sólo un cuadrado blanco. Pero voy a buscarlo en YouTube. En cuanto a Los puentes de Madison, recuerdo una escena donde Francesca se da un baño de inmersión y disfruta también de las gotas que caen de la flor de la ducha mal cerrada (¿habrá sido así? Si no, merecería serlo). O cuando espía a Robert lavándose con la bomba de agua. ¿Bomba de agua? El cusifai éste, que uno le da a la palanca. No, si hoy ando hecha una luz, mire.

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