Vialidad
Un pobre cronopio va en su automóvil y al llegar a una esquina le fallan los frenos y choca contra otro auto. Un vigilante se acerca terriblemente y saca una libreta con tapas azules.
-¿No sabe manejar, usted?-grita el vigilante.
El cronopio lo mira un momento, y luego pregunta:
-¿Usted quién es?
El vigilante se queda duro, echa una ojeada a su uniforme como para convencerse de que no hay error.
-¿Cómo que quién soy? ¿No ve quién soy?
-Yo
veo un uniforme de vigilante-explica el cronopio muy afligido-. Usted
está dentro del uniforme pero el uniforme no me dice quién es usted.
El
vigilante levanta la mano para pegarle, pero en la mano tiene la
libreta y en la otra mano el lápiz, de manera que no le pega y se va
adelante a copiar el número de la chapa. El cronopio está muy afligido y
quisiera no haber chocado, porque ahora le seguirán haciendo preguntas y
él no podrá contestarlas ya que no sabe quién se las hace y entre
desconocidos uno no puede entenderse.
Julio Cortázar (En Papeles inesperados)
El buen cronopio nunca creyó que el hábito hiciera al monje, y tenía razón.
ResponderEliminarSalud, Betina.
Claro que sí. Lo que me preocupa es cómo le habrá ido al pobre cronopio en el interrogatorio con ese desconocido.
EliminarSalud, Rob
Que ingenuos y sabios son los cronopios.
ResponderEliminarGrande Cortázar.
Besos.
Así es. Y lo segundo parecería ser consecuencia de lo primero, ¿no? Como los niños y su mirada del mundo, incontaminada, esencial.
EliminarA Cortázar, además de admirarlo, lo quiero mucho. Pocos escritores me provocan eso.
Besos, Jon.