Imagen: "Barco sonámbulo", Pavel Bergr

19 de julio de 2012

Elogio del (viejo) librero

       
                                                                                   Foto: Betina Z
                                                                                                

Hace meses que O. venía rastreando un libro muy difícil de conseguir. Recorrió (y recorrimos) varias ferias y librerías de usados, sin éxito. Ayer habíamos pasado por 3 o 4 más, y nada. Hasta que, ya emprendiendo el camino de regreso a casa, pasamos por  Huemul.  Cuando uno ingresa allí, la sensación es que es imposible que alguien pueda contabilizar cuántos libros hay, ni saber cuáles son,  ni muchísimo menos localizar dónde están. No hay mesas de "novedades", ni mesas con libros por género, ni mesas con libros exhibidos, de ninguna clase. Hay miles (¿millones?) de ejemplares  ubicados en estantes que cubren- del piso al techo- las altísimas paredes del local, o se amontonan en el suelo en pilas irregulares.

Detrás del mostrador había dos libreros, uno más joven y otro más viejo. O. preguntó por su libro.

- Mmmm, no- dice el librero viejo.
Empezábamos a retirarnos cuando, repentinamente, corrige:
-Esperá. Sí.
-No- acota el librero joven.
-Sí- dice el viejo.
-No está- insiste el joven.
-¿Apostás tu sueldo?- desafía el viejo.

El joven acepta el reto. De inmediato, el viejo se sube a una escalera altísima, trepa hasta el último escalón, posa un dedo sobre el lomo de uno de los innumerables libros que cubren la pared, lo saca, se baja y lo apoya sobre el mostrador.
-¿Es este?
-Sí- dice O., perplejo.

El viejo sonríe, triunfal. El joven nos mira con bronca y resignación (dudo que haya perdido su sueldo, pero el orgullo lo tenía por el piso). Nosotros nos miramos y no lo podemos creer.


Larga, larga vida a los viejos libreros (en el shopping, no se consiguen).

12 comentarios:

  1. Y el viejo sabe màs por viejo...reza el refràn.

    Andar por esas librerias, es como meternos en un laberinto donde pueden aparecer mil cosas, las menos pensadas.

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    1. Sí, además de encontrar lo que buscamos 8como en esta ocasión) lo divertido es revolver y encontrar inesperadamente alguna joyita.

      Un beso

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  2. Ésa es la diferencia que existe entre un librero y un vendedor de libros.
    ¡Adoro esos lugares!
    Un beso

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    1. Exactamente.
      También me encantan, es uno de mis paseos preferidos.

      Beso!

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  3. Ya no quedan muchas librerías así...
    ¡Un saludo!

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    1. ¿Por allá no? Acá, por suerte, todavía hay unas cuantas que resisten.
      Saludos, Jon!

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  4. Muy cierto, y ojalá siempre los haya.

    Saludos, Betina.

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    1. Ayer, entre otras, pasamos por la librería El Glyptodón (Ayacucho entre Córdoba y Viamonte) y charlando un poco con su dueño (obviamente un viejo librero) nos decía que cada dos por tres "se está fundiendo". Ojalá que logre sobrevivir porque, además de tener joyitas, el lugar es una belleza.

      Saludos, Rob.

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  5. Huemul es impresionante, los libros habitan hasta el techo, como vos decís. ¿Sabías que fue allanada una o dos veces (hace como quince años) por tener un montón de literatura racista, nazi y cosas como esas? En su momento fue noticia.
    Parece que el dueño (¡quizás sea el viejito!) era fana del Adolfo, y no precisamente del gobernador de San Luis.
    Tengo memoria para este tipo de pavadas.
    Un beso.

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    1. Yo no lo recordaba, pero O. sí, me lo comentó después que salimos. Y no es ninguna pavada, es horrible.
      Espero que si el viejo que exalté en el post es fana de Adolfo, se trate de Adolfo Cambiasso, Adolgo García Grau o Adolfo Stray (de lo contrario ya le estoy retirando retirando el elogio). :0

      Un beso, Hermes

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    2. Claro que no es una pavada el tema del nazismo, me refiero a que suelo acordarme de cosas que el resto olvida, pero que no tienen ningún significado especial para mí. Por ejemplo, las canciones ochentosas de Ignacio Copani: ni siquiera me gustan, nunca tuve un solo casette del tipo, pero te las puedo cantar casi de memoria. Es una desgracia.

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    3. Ja! Es cierto, a veces recordamos cosas que además de no interesarnos nos parecen una porquería "bailar pegados es bailar/ igual que baila el mar/ con los delfineees" (y puedo seguir), pero olvidamos otras fundamentales "si yo dejé las llaves en la mesita...¿cómo puede ser que no estén?...¡¿dónde están las p... llaves ?!", etc.

      Una desgracia, sí.

      Besos y feliz domingo :)

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