Imagen: "Barco sonámbulo", Pavel Bergr

31 de enero de 2012

Serendipia 3

                      Nunca vimos ninguno



Hace años que O y yo visitamos la Reserva Ecológica de Costanera Sur. Nos gusta el contraste; afuera: autos, asfalto, los hiperchetísimos rascacielos de Puerto Madero; adentro de la reserva: puro verde, silencio, canto de pajaritos, el río, el viento, los barcos.

Sábado a la tarde. Nueva incursión en la Reserva y extensa caminata por sus senderos tranquilos y arbolados. Noto que O. mira ávidamente hacia los costados del camino, tratando de ver más allá de los árboles, entre los arbustos, bajo tierra, en el afán de descubrir-cual un criptozoólogo-el paso furtivo de una ignota y fabulosa criatura. Convengamos que cierta información sobre la reserva-y una cuota de ensoñación personal- contribuyen a alimentar esas fantasías: allí se habla de "250 especies de aves, 9 de anfibios,  23 de reptiles, 10 de mamíferos" o de " numerosas especies de culebras acuáticas y semiacuáticas y una especie de saurio, Tupinambis teguixin, marsupiales como Lutreolina crassicaudata y Myotis sp. (murciélago)". Sin embargo, por la expresión de O., veo que la búsqueda ha sido infructuosa.
Nos quedamos un buen rato sentados debajo de un árbol,  mirando el río, gozando del viento. Algunos barcos  pasan tan cerca que parecen deslizarse al borde del césped  (nos viene la imagen del inmenso barco subiendo la montaña en Fitzcarraldo).
Llegado el atardecer, un guardia se acerca y nos informa que la reserva cierra y que debemos emprender la retirada. Mientras avanzamos hacia la salida veo que O. vuelve a mirar hacia un lado y hacia otro, impaciente. Finalmente, reclama: 

-Es hora de que veamos algún animal, ¿no?; hace mil años que venimos aquí y, salvo insectos y pajaritos, nunca vimos ninguno. 

No termina de decirlo cuando, en un recodo del camino, vemos un grupo de personas reunidas en torno de algo. Nos acercamos  y allí estaba: un pequeño e inquieto coipo, la alegría serendípica del día.


                                        

10 comentarios:

  1. ... domingo a la mañana, temprano, lo que yo vi fue apenas un modesto cuis al costado del sendero.

    La reserva, se tenga o no la suerte de ver su fauna, es una impensada bendición del azar y, para correr, un entorno semivirgen que yo prefiero al del civilizado Palermo.

    Saludos, Betina.

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  2. Como defensor de los animales me basta este animalito, cuis o coipo, como esperanza, y otra esperanza, un animalito como Ud. que demuestra su corazon de oro.

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  3. Rob K: sí, la reserva es una bendición; y aunque es cierto que su espíritu salvaje es muy diferente del "civilizado Palermo", debo decir- tal como declré en otro post- que el jardín botánico, los bosques, los lagos y el rosedal también me proporcionan una gran felicidad (será una dicha de diseño, pero dicha al fin :))
    Saludos

    Cocorastuti: si viniera de otro, probablemente estaría retrucándole un "más animalito serás vos, querido"; mas viniendo de usted, lo tomo como un gran halago. aclaración: creo ser un tanto mejor parecida que el coipo, aunque me identifico con eso de andar metiendo las narices entre el pasto.
    Cariños

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  4. ¡Es tan evidente que la quiero...!!

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  5. Por suerte, tras años de espera, apareció un coipo y no un saurio gigantesco como el de la (genial) foto. De cualquier manera, tuvo su 'momento paraíso' como lo llama Alelí.
    En Tatú Carreta, descubrimos un montón de bichos de la región que se dejaban ver más o menos amigablemente ¡hasta un mono! que en realidad era un sweater marrón...

    (verificación de la palabra: parias! oops)

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  6. Condesa: Ja! Leí el post de Alelí y sí, su "momento paraíso" se parece a mis serendipias...
    Una amiga llamaba "momento mítico" a esos instantes en que varias circunstancias confluyen para dar lugar a un momento de gracia, algo sublime e irrepetible; mis serendipias son bastante más humildes que eso, pero muy divertidas.
    ¿Lo del mono-sweater lo contó ud en un post, o estoy teniendo un "momento delirium-tremens"?...

    pd: bueno, pero que un "paria" esté generando un kaptcha que contribuirá a facilitar la comunicación humana no es moco de pavo,eh.

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  7. yo vi un lagarto enorme! juro que si!

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  8. Uaauu!! Deberemos perseverar en la búsqueda, entonces :)
    Gracias por pasar, un beso

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  9. Así es, esa anécdota la conté hace tiempo en un post; el suyo me hizo recordar ese afán por ver lo que no se revelaba pero creíamos que estaba.
    Valga la metáfora por aquellas cosas que creemos ver y no son, en la vida diaria, no?
    beso grande

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  10. Con el Hombre vimos varias veces al lagarto Juancho, tomando sol en medio mismo del sendero. Muy largo y grande, nunca se corrió ni un poco. Otra vuelta vimos una tortuga de agua que cruzó trabajosamente hacia la "vereda de enfrente" y se puso a desovar ahí nomás (con lágrima y todo).

    La primera vez que fuimos alcancé a leer un cartel que decía NO MOLESTE A LAS VÍBORAS. Como era una de nuestras primeras citas y yo quería impresionarlo, mantuve el paso y recorrí lo que me parecieron 100 km con viento en contra, en una gélida mañana de otoño.

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