Imagen: "Barco sonámbulo", Pavel Bergr

2 de octubre de 2015

Marcas




"...volví a casa con el libro, me tiré en un sillón y empecé a leerlo y seguí y seguí mientras la luz cambiaba y terminé casi a oscuras, al fin de la tarde, alumbrado por el reflejo pálido de la luz de la calle que entraba por los visillos de la ventana. No me había movido, no había querido levantarme para encender la lámpara porque temía quebrar el sortilegio de esa prosa. Primera conclusión: para leer, hay que aprender a estar quieto."
                        Ricardo Piglia (en  Los libros de mi vida. Páginas de una autobiografía futura)


El protagonista de este librito (digo así, librito, porque es uno de esos ejemplares de 8 x 5 cm que expende la Máquina de libros de la Biblioteca Nacional) se propone reconstruir la serie de libros ("los libros de mi vida") de los cuales recuerda con nitidez la situación y el momento en que los estaba leyendo: "Si recuerdo las circunstancias en que estaba con un libro eso es para mí la prueba de que fue decisivo. No necesariamente son los mejores, ni los que me han influido, pero son los que han dejado una marca."

Hice la prueba, y fue más difícil de lo que creía. No fui capaz de armar una serie, pero pude recordar un libro: este.




3 comentarios:

  1. Yo, más que la situación y el momento, recuerdo la sensación de vivir esa historia que leía, de sentirme parte de ella y la sensación maravillosa que me quedó . Tampoco son muchos, más bien pocos, más bien uno en especial :)

    Un abrazo, Betina.

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  2. Me pasa lo mismo que a Carmela. Imposible para mí recordar el momento o las circunstancias en que leí algunos de mis libros amados. ¿Igual qué importa el detalle? Sé, eso sí, que unos cuantos libros me ayudaron a seguir viviendo. Un abrazo, Betina, con el afecto de siempre. Luis.

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  3. Un libro claramente asociado a un momento de mi vida es "Del amor y otros demonios" de Gabriel García Márquez. Me lo trajo de regalo al sanatorio mi querida suegra Berta, el 31 de mayo de 1994, el día en que nació mi segundo hijo. Era la novedad de Gabo, recién salido del horno. Fue mi compañía en esos días de internación post- cesárea, durante los cuales estuve un poco presa, como Sierva María. Como veía que iba muy rápido con la lectura, lo empezaba de vuelta, releía algunas partes, me resistía a terminarlo. Creo que nunca más me pasó eso, a mí que soy una lectora compulsiva.
    Ese libro está claramente asociado a un momento de mucha felicidad y de mucha sensibilidad.
    Abrazos gigantes. Lili

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