Imagen: "Barco sonámbulo", Pavel Bergr

26 de septiembre de 2015

Caprichos



Entramos con O a Las Victorias. Es una galería sombría, con un par de jardines internos. Hay varios locales de antigüedades (una vidriera exhibe preciosos alhajeros, pastilleros y relicarios), librerías de viejo, un local con soldaditos, trenes, autos, casitas y arbolitos  para armar maquetas. 
En otro local, un tren corre por un paisaje de mentira.

Nos metemos a curiosear en una de las librerías. Cierro los ojos y respiro hondo, disfrutando el olor a papel viejo, a tinta, a encuadernaciones antiguas, a bibliotecas de madera y alfombras gastadas.

"Una vez", empieza a contarnos el dueño de la librería, "se presentó en el local un señor de unos 75 años, regiamente vestido. Me dijo que estaba buscando la cosmografía de Bruguière. Pero -aclaró- la quería en perfecto estado. Sin firmas ni dedicatorias. Sin páginas dobladas, marcadas o ajadas. Aparte debía traer un sobre de papel madera con una lámina desplegable." 
-Si no reúne esas condiciones, no me interesa -dijo el hombre-. El precio no importa. Tampoco me importa cuánto tarde en encontrarlo. Puedo esperar.
"A partir de entonces me dediqué a buscar la cosmografía", dice el librero. "Y la encontré, 12 años después. Sin firmas ni dedicatorias. Sin páginas dobladas, marcadas o ajadas. Con el sobre de papel madera que contenía una lámina desplegable. Esa noche llamé al hombre. 
-La tengo- le dije-. Y le pasé una suma bestial. Cuatro meses de alquiler del local, más o menos. 
Él solo me preguntó cuándo podía pasar a buscarla. 
-Mañana a las 12- le dije.
"A las 12.05 del día siguiente, el señor se presentó en el local, regiamente vestido y 12 años más viejo. Le entregué la cosmografía. Él la miró. Luego sacó del bolsillo un grueso fajo de billetes, me pagó y se marchó."
"Una gran historia", le decimos al librero. 
"Caprichos", precisa él, sonriendo.

Cuando salíamos, nos detuvimos frente al local del tren. Lo vimos dar unas vueltas, bordear un precipicio, pasar por debajo de un puente. Después vimos cómo entraba en un túnel y se perdía en la oscuridad.
O. y yo salimos a la calle, al sol de junio. A seguir buscando.


6 comentarios:

  1. ¡Volvió la Luna, más linda que nunca! Me gusta verla vagabundeando en busca de hallazgos y serendipias, me hace sentir menos sola en este mundo aplastado por tanta falta de imaginación.
    Muchos abrazos y besos, contenta, feliz en una pata, porque te encontré acá.

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    1. Feliz yo de reencontrame con mis lunáticos y fieles amigos.
      La Luna sigue girando, querida Eleonora.
      Un abrazo grande para vos.

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  2. Debe haber otra historia debajo de esa historia. No creo que se trate de un simple capricho. Bienvenida a la extrañada luna, Betina.
    L.

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    1. Sí, claro. Ese misterio es lo que vuelve atractiva la historia.

      Gracias por tu bienvenida y por tu aliento, Luis. Un abrazo.

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  3. Hace una hora o dos que el sol ha vuelto ha practicar ese viejo truco que asombrará a chicos y grandes. La luna, hija de nuestra Tierra ha desaparecido una vez más. Por eso vine aquí hoy, a buscar refugio, y a reencontrar esta senssción "de cadete espacial", como diría Roger, que solo percibo en tu Luna de Valencia. Linda historia la de hoy. Coincido por supuesto. Está claro que ningún capricho es "simplemente" un capricho. Sabemos -¿No, Betina?- que es algo mucho más que eso. Sin las mismas pretenciones que el señor, tan regiamente vestido, exigía, alguna vez yo mismo encargué un libro de Giovanni Papini en una librería de Buenos Aires. Y el día en que recibí ls noticia de que me lo habían conseguido fue, como sabrás, maravilloso... Gracias por tu relato, Bet. Como siempre... nos hacés sentir "como en casa"aquí en tu Luna... Un abrazo!

    pd: Me has dado a pensar ¿Cómo debe ser eso de bucar "de a dos"... Algo que nunca sabré, por ser quien soy.-

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    1. Ah, mi amigo Sinuhé... qué gusto verlo por acá!...

      Coincido, claro. No sé si todos, pero no me cabe duda de que ciertos "caprichos" son mucho más que eso. El del señor "regiamente vestido", por ejemplo, abre mil preguntas: ¿por qué quería esa cosmografía? ¿por qué era tan importante para él? ¿qué tenía que ver con su historia?...
      Seguramente, tu libro de Giovanni Papini también guarda su historia ( y su misterio para mí).

      Un abrazo, estimado "cadete espacial". Y, una vez más, bienvenido a la Luna.

      pd. nunca diga nunca, hombre.quién sabe...

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