Imagen: "Barco sonámbulo", Pavel Bergr

17 de marzo de 2015

El señor y la señora Kovács




"Teníamos muchos juegos. Estaba el del señor Kovács, te lo explico para que entiendas (...) Teníamos que jugar en sociedad, cuando estuviéramos entre otros señores y señoras Kovács (...) ¿Qué le dice un señor Kovács a otro señor Kovács si el tema de conversación es la crisis del gobierno, o el desbordamiento del Danubio, que se ha llevado por delante varios pueblos, o el político de renombre, del que se ha sabido que obtuvo su fortuna a costa de las arcas públicas, o el divorcio de la famosa actriz (...), o incluso el paladín de la moral, que se ha suicidado en una casa de citas?  Pues el señor Kovács, en esos casos (...) dice: Así va el mundo, señor mío.  Y acto seguido suelta un tópico colosal, del estilo de una de las características del agua es que es húmeda (...). Desde que el mundo es mundo, todos los señores y señoras Kovács hablan así (...) 
Quizá la vida es tan inconcebiblemente canalla y desesperada porque los tópicos son inefables, y solo el artista y el genio se atreven a mandar los tópicos al infierno, a descubrir en los lugares comunes lo que está muerto o es antinatural, y a demostrar que detrás de las verdades respetables y dogmáticas de los señores Kovács se esconde siempre otra verdad. "

Sandor Márai, La mujer justa

El mundo está lleno de señores y señoras Kovács. Abundan en la tele, la radio, las redes sociales, el trabajo, la calle, las reuniones familiares... Consultadas sobre cualquier tema, la mayoría de las personas responde con frases hechas, obviedades, dichos que no dicen nada pero sirven para quedar bien, generalidades.
Los Kovács utilizan lugares comunes por comodidad, ignorancia o hipocresía. En los mejores casos resultan previsibles y aburridos. En los peores son vergonzosos y hasta peligrosos: sus dichos suelen replicarse y extenderse como  reguero de pólvora, conformando la inefable "opinión pública", con consecuencias muchas veces nefastas.

Nobleza obliga, debo reconocer que en ciertas ocasiones es tentador decir lo primero que se nos ocurre (que casi siempre es un lugar común). Hay que hacer un esfuerzo-y el cerebro, se sabe, es vago por naturaleza- para no decir qué barbaridad frente a una barbaridad, qué hermoso ante algo hermoso, o qué vergüenza frente a un hecho vergonzante. Hay que ponerse a pensar si eso que nos parece una barbaridad lo es, y por qué lo es, y quiénes la cometen, y por qué sucede, y si podríamos hacer algo para que no ocurra, etc. Si algo nos parece hermoso habría que ponerse a pensar qué es lo que lo hace hermoso, qué matiz, qué color, qué palabra, que sonido porta el secreto de su belleza. 

Aunque pensándolo bien, ante la belleza no deberíamos decir nada (a las chicas se nos pone difícil).

Escena de King Kong (Peter Jackson), con Naomi Watts.




6 comentarios:

  1. Todos somos Kovacs, todos somos expertos en todo... UN abrazo.

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    1. Yo, como cualquier Kovacs, echo mano de cuando en cuando a las frases hechas, sobre todo en aquellas ocasiones en que no vale la pena gastarse en ser sincero u original (charla con vecino en el ascensor, por poner un ejemplo).
      Pero no me siento experta en nada, lo juro.

      Un abrazo

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  2. Muy buen post Betina, me encantó !!!
    Jajajaja !!!, frases hechas si las hay ;)
    Ahora si que estoy en un aprieto.
    Es verdad que el cerebro es vago por naturaleza, el otro día escuchaba al médico neurólogo Facundo Manes que decía que al cerebro hay que alimentarlo con ejercicios diferentes a los que está acostumbrado por nuestra rutina, sacarlo de su área de comodidad, por ejemplo un médico por su caso, debería aprender a tocar algún instrumento, y cosas así.
    Realmente es muy difícil abstraerse de la "opinión pública", vivimos saturados de información y tarde o temprano nos arrastra la marea.
    Ya lo dijo Charly, "la mediocridad para algunos es normal, la locura es poder ver más allá".
    La escena de King Kong es hermosa, como la titulan en You Tube, y la señorita "vatios" aporta lo suyo, para que negarlo :)
    Besos.

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    1. Ey, T. tanto tiempo!...
      Parece que el cerebro es muy pachorra nomás, y que tiende a hacer el menor esfuerzo posible. Habrá que estar atento y despabilarlo cada tanto, no sea cosa que se nos amodorre del todo.
      La opinión pública es temible. Prejuzga, juzga, condena y absuelve por contagio, por inercia, por lo que dicen los medios, o el vecino, o una presunta "autoridad" en el tema, sin reflexionar en profundidad sobre nada.
      La escena de King Kong es una muestra perfecta de lo que es la película en su totalidad (mucho más que un film fantástico o de aventuras). Y Naomi no puede ser más encantadora, ¿cómo el gran Kong no iba a sucumbir ante ella...aunque no cerrara el pico? :-)

      Un beso

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  3. Qué sería de nosotros sin los lugares comunes. En el ascensor o los velorios, por ejemplo. No puedo escuchar "...murió como un pajarito", me tiento.

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    1. Tiene razón, a veces son indispensables e irremplazables.
      ¡Y los refranes me encantan! (sobre estos asuntos ya anduve cavilando aquí: http://lunavalencia.blogspot.com.ar/2012/03/cansada-de-los-que-dicen.html

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