Imagen: "Barco sonámbulo", Pavel Bergr

2 de octubre de 2012

Un amor de primavera

                                       
                                            Imagen: Carybé (ilustración del original)


Cuando la Primavera llegó, vestida de luces, de colores y de alegría, olorosa de perfumes sutiles, desabrochando las flores y cubriendo los árboles de ropajes verdes, el Gato Manchado estiró los brazos y abrió los ojos pardos, ojos feos y malos. Feos y malos, según la opinión general. Se decía además que no solamente los ojos del Gato Manchado reflejaban maldad, sino todo su cuerpo fuerte y ágil, de rayas amarillas y negras (...)
Por aquellos contornos no existía criatura más egoísta y solitaria que nuestro personaje. (...) Rezongaba de mal humor y volvía a cerrar los ojos, como si le desagradase todo el espectáculo que lo rodeaba. 
Nadie se aproximaba al Gato Manchado. (...)

Así vivía hasta que irrumpió la Primavera parque adentro, con su explosión de colores, de aromas, de melodías. El Gato Manchado dormía cuando la Primavera llegó, repentina y poderosa. Pero su presencia era tan insistente y fuerte, que él despertó de su sueño sin sueños, abrió los ojos pardos y estiró los brazos. (...) el Gato Manchado se levantó,  desperezó brazos y piernas, erizó el dorso para recibir mejor el dulce calor del sol, abrió las aletas de la nariz aspirando los perfumes del aire, dejó que su rostro feo y malo se despejase en una sonrisa cordial hacia las cosas y los seres que lo rodeaban. Y se puso a caminar.

Eso provocó una desbandada general. (...) El alboroto llamó la atención del Gato Manchado. Miró sorprendido y se preguntó por qué huían todos, siendo como era tan bello el parque al arribo de la Primavera (...) El Gato reflexionó. Y comprendió entonces que huían de él, ya que hacía tanto tiempo que no lo escuchaban maullar ni sonreír y se asustaban.
Fue una triste comprobación. Primero dejó de sonreír, luego se encogió de hombros en un gesto de indiferencia. Gato orgulloso, poco le importaba lo que pensasen de él. (...)

El Gato Manchado aspiró a plenos pulmones la Primavera recién llegada. Sentíase liviano, quería hablar sin ton ni son, andar sin rumbo y conversar con alguien. Buscó compañía con los ojos pardos. Todos había huido.
No, todos no. En la rama de un árbol, la Golondrina Sinhá observaba al Gato Manchado y le sonreía. Era la única que no había escapado. Desde lejos sus padres la llamaban con gritos nerviosos. Y desde sus escondrijos, todos los habitantes del parque miraban espantados a la Golondrina Sinhá sonriendo al Gato Manchado.

En torno giraba la Primavera, el sueño de un poeta.


Jorge Amado, El Gato Manchado y la Golondrina Sinhá: una historia de amor. Fragmento. (Recomiendo calurosamente la lectura completa de esta deliciosa novelita).



12 comentarios:

  1. Y bueno...quizàs Shinà pudo ver otra cosa en el Gato manchado, que los demàs no puedieron, dado que solo se dejaron llevar por su gesto y su enojo perpetuo, y uno no sabe que hay atràs de tanta seriedad, tal vez mucha tristeza.
    Por ahì ella logra cambiar esa actitud con amor, tambièn puede ser que ella era un tanto masoquista y le gustaban las situaciones difìciles y se la termine almorzando...pobre Shinà.

    Y como terminò, fueron felices y....???

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    1. Así es, los prejuicios-que nacen de la vagancia- hacen que sea más fácil pensar por "lo que parece" que por lo que es. La Golondrina lo sabía y por eso actúa diferente.
      Y no, no era ninguna masoquista, era una golondrina enamorada de una gato. Y viceversa.

      ¿Cómo terminó? Hummm..digamos que es una novelita preciosa, pero no boba ni complaciente, así que...

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    2. Asì que...me voy a comprar el libro... ja.!!

      Algunas veces es asi, amor extraño amor...y no sè pero me acordè del toro enamorado de la luna, que no tiene nada que ver con esto.

      Que duermas lindo, beso.

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    3. No sé si se consigue, así que...: la golondrina finalmente no puede desoír el mandato ancestral (los gatos son enemigos mortales de las golondrinas) y termina casándose con el ruiseñor, su maestro de canto. Y el Gato Manchado, que no puede con la pena, decide ir en busca de la víbora de cascabel... (muy similar al desenlace de El principito).

      El toro enamorado de la luna, ja... Tiene todo que ver: es otro amor imposible!

      Que tengas lindo día, beso

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  2. Veo que te encanta la primavera, le dedicas tus últimos tres posts.
    Muy grande el Gato Manchado.
    Besos.

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    1. Me gusta, me gusta!
      El Gato Manchado es lo más.

      Besos, Jon.

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  3. Al comienzo de la lectura te imaginaba a vos inventando este cuento, como el que algunos padres imaginan para contárselos a sus hijos antes de que duerman...
    Y ahora me dejás con la curiosidad de conocer esta pequeña y bella historia, me gusta :)

    Besos perfumados Bet!!!!

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    1. En el prólogo del libro, Jorge Amado cuenta que escribió esta historia cuando su hijo Joâo Jorge cumplió un año, como regalo de cumpleaños. Casi 30 años después, removiendo viejas cosas, Joâo encontró esas viejas páginas escritas a máquina y se las dio a leer a Carybé, un maestro bahiano, que por gusto y amistad realizó las acuarelas que la ilustran. Dice Amado que, ante eso, no pudo rehuir la publicación del libro: "Si el texto no vale la pena, en cambio no tienen precio las acuarelas de Carybé".

      Qué perceptiva, Axis! En efecto, es un "cuentito" para contarle a los niños antes de dormir... o para que esos niños lo descubran de grandes y experimenten el mismo placer "escuchando" una historia tan sencilla y encantadora.

      Besos soleados :)
      ps: más arriba, en la respuesta a VEr,resumí el final de la historia.

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  4. Estás muy primaveral. No me opongo, pero dejo constancia: la primavera es un fraude. Al menos septiembre y octubre lo son, no tengo dudas. “Qué amargado”, dirás. Me la banco.

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    1. Al mal tiempo, buena cara!
      La primavera no es un fraude, es loca, que es otra cosa. O sea: lo imprevisible y la inestabilidad son parte de su esencia (¿o te creías que todo eran flores y pajaritos?)
      Yo la banco así.

      Y aprovechame así de primaveral, que cuando me pongo tormentosa...
      Un beso
      ps: y los antojos de Hermes?...

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