Imagen: "Barco sonámbulo", Pavel Bergr

29 de febrero de 2012

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                                                                               M. Scorsese en Hugo.

Hacía mucho que ir al cine había dejado de ser una experiencia gozosa. 
Con suerte, uno sale pensando que no tiró del todo su dinero a la basura, que la peli fue masomenos entretenida, que las actuaciones, correctas, y que dale, ahora vamos a comer algo rico.
Pero de aquello que uno experimentara alguna vez en una sala de cine- emoción, conmoción, empatía,  asombro, admiración...-, nada. Cada vez que el cuento acaba y las luces se encienden, no es necesario hacer el esfuerzo de acomodarse para regresar a este mundo, porque la pantalla en ningún momento logró hechizarnos lo suficiente como para sacarnos de él.
Películas que pasan por la vida de uno sin dejar la menor huella ("da lo mismo verla que no"), olvidables.

Sin embargo, en estos días, el cine volvió a regalarme algo de aquella magia en dos ocasiones: primero con El artista; luego, con Hugo.

No me importa que hayan ganado mil premios oscar o ninguno, no me importan las críticas a favor o en contra.

Solo deseo compartir  mi experiencia de espectadora feliz : disfruté viendo estas películas; me reí, me emocioné, me deleité, me sorprendí  y di gracias, una vez más,  a aquellos señores audaces, curiosos, chiflados, visionarios -los Lumiere,  Meliés y cía.- sin  los cuales hoy  no estaríamos realizando estos viajes de maravilla, desde la  suave y acogedora seguridad de una butaca.


                                                                      The Artist


5 comentarios:

  1. Según leí, algunos críticos les negaron la bendición a ambas y, por otro, lado leí opiniones como la suya que la recomendaban calurosamente.
    Parecería que la razón disiente con la emoción en este caso, pero ya sabemos que 'el corazón tiene razones que la razón no conoce'.
    Así que tomo en cuenta su opinión y anoto estos títulos en la cuenta del debe.
    Beso grande

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    1. Algunas críticas me parecieron injustamente despiadadas, y otras, inentendibles.
      Ejemplo: "Scorsese dispone de una ficción irrelevante para enseñarnos que el cine es el lugar donde nuestros sueños se hacen realidad, que gracias al cine nuestra vida tiene sentido (...) Quizá Scorsese crea que lo único que queda es el cine y que es mejor quedarnos dentro de él y su historia llena de fantasías y sueños. Si es así, resulta tan o más pesimista que aquella Taxi driver, donde por lo menos Travis era capaz de abandonar la belleza en la última esquina y seguir tratando de encontrar una salida." (Leonardo D' Espósito, revista Ñ, 11/2/12).

      1º Suponiendo que eso fuera lo que Scorsese quiso "decir" (aunque creo que no existe lo que "quiso decir", existe lo que dijo): ¿qué tendría de malo? Si su postulado fuese algo así como: "la vida real no sirve para nada, es triste, brutal, injusta, así que me quedo con el mundo de las películas"... ¿cuál es el problema? ¿eso define que la película sea mala? No entiendo...
      2º ¿Más "pesimista" que Taxi driver? Absurdo, absurdo, absurdo...

      Con respecto a El artista, leí un comentario- una paparruchada- de un crítico conspicuo, que decía algo así como "Quiero ver cuántos "adoradores" de El artista vería en la cola para ver un ciclo de Fritz Lang".
      ¿Por qué? ¿Qué tiene que ver?... Yo soy una espectadora común y corriente, no pertenezco a ninguna élite de cinéfilos... ¿por qué, si me gustó El artista debería tener que asistir a un ciclo de Fritz Lang? Si no lo hago, ¿soy una hipócrita, una snob?..
      Muchas veces siento que los críticos (no todos, obvio) se ensañan especialmente con aquellas películas que, encima de ser buenísimas, tienen el tupé de ser exitosas y populares. Como si no soportaran que ambas cosas pudieran coexistir. Huelo un tufillo de envidia, soobismo, boludez, bah...

      Resumo y reafirmo: con sus más y sus menos (para mí, claramente, ganan los más) son 2 pelis con las que pasé un precioso momento, precioso de verdad. No puedo menos que agradecerlo.

      Beso, Condesa!

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  2. Las veremos, y aunque la propia niñez ya esté lejana procuraremos hacerlo con el mismo espíritu de entonces: asombrándonos ante la magia.

    Saludos, Betina.

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    1. La recreación de algunas escenas del cine mudo (en El artista) y la del set de Melies (en Hugo) fueron para mí eso: pura magia. Y no hay cosa que me guste más que ir al cine y sentirme niña por un rato, sentir ese asombro casi candoroso ante el prodigio de la belleza.
      Saludos, Rob

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  3. Bet: quería decirle algo que tal vez no se ve en la pelicula: la esposa de Melies, Jeanne D`Alcy fue la primer directora de cine de la historia.

    Saludos.

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