Imagen: "Barco sonámbulo", Pavel Bergr

22 de febrero de 2012

El pasado: cita 1


Foto: Betina Z

"De todos los efectos de la separación, al menos de todos aquellos de los que tenía alguna conciencia, el único que verdaderamente seguía tomándolo de sorpresa era el hecho de que los signos del amor que había quedado atrás, signos "de la otra vida", como a menudo le gustaba llamarla, hubieran sobrevivido a la catástrofe y siguieran viviendo en medio de la vida nueva más o menos ilesos, preñados del mismo significado de siempre. ¿Cómo era posible que todo cambiara menos eso? ¿Qué clase de criaturas podían tener la fuerza, la obstinación necesarias para atravesar ese verdadero cambio de era geológica que era la extinción de un amor de doce años? A veces, mientras caminaba por la calle, le pasaba que alzaba de pronto los ojos y descubría o se llevaba por delante, literalmente, un cartel con el nombre de un bar, el afiche de una marca de ropa, la boca de una estación de subte, la portada de un libro exhibido en una mesa en la vereda, una revista colgando de un quiosco, una raza de perro, una playa promovida en la vidriera de una agencia de viajes, y sentía que de la mano de uno solo de esos signos banales un bloque entero de pasado, surgiendo de la noche sin aviso,  hacía crujir su alma con una violencia brutal, como si fuera a partirla en dos. Entonces, en medio de esa zozobra física, fruto del choque de dos magnitudes de tiempo y no de dos experiencias sentimentales, Rímini pensaba que, de haber algún recurso quirúrgico que le garantizara el vaciado completo de todos y cada uno de aquellos signos, su restitución a un estado de opacidad original, él se habría sometido al procedimiento sin chistar, con los ojos cerrados, o soñaba entristecido con un mundo que promoviera el uso personal y voluntario de la amnesia, una vida en la que cualquiera fuera capaz, mediante algunos pases sencillos, de extirpar de los signos todos los sentidos que el paso del tiempo hubiera hecho caducar, así como cualquiera elimina de un año a otro los nombres y números que ya no necesitará del índice telefónico de su agenda."

La idea del uso voluntario de la amnesia, de poder extirpar de la memoria aquello que duele de manera insoportable, me recordó lo que sucede en Eterno resplandor de una mente sin recuerdos. Allí, ese procedimiento "quirúrgico" existe y funciona y,  sin embargo, ante la evidencia de que todo rastro de pasado quedará abolido, el protagonista se rebela, se resiste, lucha con desesperación para salvarse, para resguardar su historia con todo aquello que la constituye y que incluye, también, el fin del amor.

Qué dilema...

4 comentarios:

  1. Bet: ¿sabe que yo la quiero a usté....? ¡qué graciosa que es....! Si tuviésemos 18 años le propondría esponsales en Las Vegas...y no se lo digo por este caso sino por todas sus respuestas....Pero usté lo prefiere a este Pauls,(leí el fragmento, claro) que ya veo es mejor que Chejov...., y Gogol y Gorki y hasta el mismísimo Goncharov, sin olvidar a pavotes como Korolenko o Solzhenitsyn...

    (Ay, Betina, cómo se nota que usté se crió boleando cachirlas en el campo...!)
    Y me dice...(aggiórnese un poco, hombre!),.... y mire que yo he leído la obra de la Katja Alemann y la Cicciolina...

    Pero no se me enoje, soy yo que no aprecio estas nuevas e imperecederas bellezas. También Cervantes tuvo sus contreras.

    Besos.

    PS.: pero qué lindas imágenes...! La charca fangosa de las fotos....¡que usté sacó...! ¿pertenece a los lagos de Palermo...?

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    1. Pero qué cosas dice, coco... Si tuviésemos 18 años, yo seguramente no le parecería tan graciosa y usté habría leído solo una milésima parte de la literatura rusa que lleva consumida al día de hoy... Probablemente ¡nos resultaríamos la mar de insípidos!

      Y para separar la paja del trigo, digamos que a quien prefiero es al señor Z-alias O.- y no a "este Pauls", ni, mucho menos, a esos señores que usté nombra tan austeros, tan secotes, tan soviéticos, con esas barbas y esos ojos de perro siberiano.

      Que yo me crié haciendo qué?!! Favor de traducir.

      Y, en fin... le perdono las ironías, las Katjas, las Cicciolinas, las cachirlas y Las Vegas (es que veo esos dientes, esa barriguita colorada y esos ojillos estrábicos y me pueden, qué va'cer...)

      Besos, coco
      ps: frío, frío...

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  2. (Le juro por Tutatis que ayer mandé un comentario, que parece no haber llegado a destino, si no obstante lo hizo descarte éste.)

    No he leido a Alan Pauls, pero siempre le he tenido "ganas" precisamente a esta novela, al menos para saber cuáles son los méritos que le hicieron merecer el suculento Premio Herralde que otorga Anagrama, editorial propiedad del Ing. Jorge Herralde, de quien mi admirado Javier Marías guarda poco felices recuerdos.

    En cuanto a la necesidad de olvidar, que espere un poco el buen Rímini y con los años se olvidará de todo lo que quiera y también de lo que no, hasta el punto que si le contasen su vida anterior le parecería la de otro.

    Saludos, signora Betina.

    Saludos, Betina.

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    1. (Le creo, Rob; Blogger es una deidad malévola y caprichosa, y ni Tutatis puede con ella...)

      Los premios siempre me parecen una especie de lotería: el gusto y el criterio personal de 2, 3, o 5 señores y/o señoras determinan que una obra sea bendecida con un premio que, tal vez, si los jueces hubieran sido otros hubiese recaído sobre una diferente.

      A mí me resutó muy interesante la novela, aunque debo confesar (que no escuche coco!...) que a estas alturas ya estoy deseando que todo acabe de una buena vez.

      Y me temo que su pronóstico de que Rímini a la larga obtenga el beneficio del olvido, no se cumplirá (no lo veo nada bien a este muchacho, qué quiere que le diga...)

      Saluti, signore Rob!

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