Imagen: Jacek Yerka
Estaba en el super con O. Hora pico, pocas cajas habilitadas, cola interminable. "¿Sabés qué? Quedate en la cola, yo voy a la farmacia a comprar los caramelos para la garganta y vuelvo", le digo a O.
Salgo, camino una cuadra hasta la farmacia, saco un número, pregunto por cuál van, veo que tengo 10 personas delante, desisto, hago un bollito con el número y me lo guardo en el bolsillo del tapado, me voy de la farmacia, vuelvo al supermercado.
Me encamino hacia la cola anticipando cuántos pasos (1 o 2, con suerte) habría adelantado O. No lo veo.
Recorro la cola de adelante para atrás y de atrás para adelante. No estaba.
"No puede ser", me digo, "fui y vine, no tardé ni 5 minutos, no hay manera de que ya le haya tocado". Sabía que era un absurdo, que no había manera de que en ese breve lapso hubiesen pasado los 3 carritos enormes y repletos que teníamos delante, más el nuestro, pero increíblemente contemplé la posibilidad de que ese suceso imposible hubiera ocurrido. "Si terminó, debería estar cerca de la puerta esperándome", pensé. E insistiendo con un razonamiento fuera de toda lógica, rastrillé con la mirada la entrada del local buscando a O., previendo su sonrisa y su comentario zumbón. Pero no estaba.
Pasaron unos segundos en los que sentí un vacío absoluto, como si la realidad fuera capaz de hacer una broma semejante, como si el tiempo pudiera estirarse o contraerse caprichosamente. Y durante esos segundos creí que sí, que era posible, que lo que para mí fueron 5 minutos tal vez habían sido 50, que el tiempo era una ilusión, que tal vez todo lo era.
Sentí frío.
Entonces miré un poco más allá, donde se formaba otra cola que se adentraba entre las góndolas. Me encaminé hacia ella, giré y vi a O., unos pocos pasos más adelante de lo que lo había dejado cuando salí para la farmacia, con los codos displicentemente apoyados sobre nuestro carrito. Me acerqué, le sonreí, respiré. "Tenía 10 personas delante, me fui", le dije. "Ah, y recién me confundí de cola, no te encontraba."
O. me sonrió e hizo un comentario zumbón sobre mis habituales despistes.
O. me sonrió e hizo un comentario zumbón sobre mis habituales despistes.
Media hora después, estábamos en casa.
( . )
Hay como pequeños
paréntesis en la realidad, y es por ahí donde una sensibilidad preparada a ese
tipo de experiencias siente la presencia de algo diferente, siente lo que podemos llamar lo fantástico. Ese
sentimiento, ese extrañamiento, consiste sobre todo en el hecho de que las pautas de la
lógica, de la causalidad del tiempo, del espacio, todo lo que nuestra
inteligencia acepta desde Aristóteles como inamovible, seguro y tranquilizador
se ve bruscamente sacudido, como conmovido por una especie de viento
interior que lo desplaza y lo hace cambiar. (J. Cortázar)
Para mí el final de la anécdota es abierto. Es evidente que no es el mismo O. ese que Ud. reencontró en la cola. (Pero dado que la acompañó hasta su casa, mejor actúe como si no lo supiera.)
ResponderEliminarSalut, Betina.
Shhh, no levante la perdiz, hombre... Recién "O". me preguntó cuándo pensaba preparar mi rica sopa de cebollas (históricamente, O. odia las cebollas, ay...)
ResponderEliminarBetina: es obvio que le pegaron el cambiazo, "ella" se lo llevo a "O" (Ogodio desde hoy) y dejo un doble muy parecido.., pero Usted tambien es otra, y yo lo advierto, pero no tanto porque yo tambien soy otro...., y algunos me dicen..."¡ya no sos el mismo...!!!"
ResponderEliminar¡Besos helados, palito, bombon....!!!
Nada es lo que parece, todo es lo que parece, nada por aquí, nada por allá, qui lo sá?
ResponderEliminarBesos caaalentitos los churrooos (pa' contrarrestar la gelidez coyuntural)
Estoy de acuerdo con Don Julio (Cortázar, no Grondona).
ResponderEliminarHay ciertos portales interdimensionales (¡¡¡faaaa!!!) que a veces se abren y confunden a las almas sensibles. Las otras, las más crédulas y convencionales, ni se enteran.
Besos!
Es que las almas sensibles somos despistadas por naturaleza, qué va'cer.
EliminarDon Julio (C.) y los cronopios lo saben de sobra.
Un beso, Hermes
Me ha gustado mucho, consigues transmitir esa presencia de lo fantástico de la que habla Don Julio (C.).
ResponderEliminarUn beso.
Gracias, Jon, y bienvenido a la Luna.
ResponderEliminarUn beso
Betina! Gracias al Link Within me encontré con este hermoso texto y el fragmento de Cortázar de "Sobre el sentimiento de lo fantástico" que hoy leímos con mis chicos... otro ejemplo para el extrañamiento del que nos habla el gran Cronopio!
ResponderEliminarA esas coincidencias inesperadas me gusta llamaralas "serendipias" (en la Luna hay algunas entradas con esa etiqueta, si te dan ganas de pispear).
EliminarMis respetos al gran Cronopio, rey de la serendipia.