Me sucede muy a menudo
mientras camino por ahí. Comienzo a cantar una canción o a tararear una melodía
que irrumpe en mi cabeza de la nada, de sopetón, porque sí.
“¿Por qué estoy cantando
esto? ¿De dónde salió?”, suelo preguntarme. Y casi siempre la respuesta es: no
tengo idea. Son canciones que escapan de
toda lógica; aparecen sin avisar y así, de pronto, me encuentro cantando:
Palomitas enamoradas/ en el aire parecen los pañuelos/
que levantan vuelo y muy juntas van/ con gracia y donaire siguiendo el compás… Para enganchar unos pasos más adelante con Willkommen, bienvenue, welcome/ Mjumju,
étranger, stranger/ mjumji,mjumjiju*, je suis enchanté/ happy to see you, mjumju,
reste, stay. /Wilkommen, bienvenue,
welcome, im Cabaret, au Cabaret, to Cabaret… Y luego, quizás: Suave,
cómo me mata tu mirada / Suave, como el perfume de tu pieeel/ Suave,
tarararara** /como siempre te soñé / como siempre te soñeeeeé…
Y así.
Siempre me sorprende este
asalto musical. No responde a ninguna causa, es un repertorio aleatorio,
caprichoso, sin ton ni son. “Por algo aparecen esas canciones”, dirá algún
manual de psicología barata y zapatos de goma. Sí, supongo. Como los sueños.
Pero yo prefiero no interpretar nada y disfrutar de ese loco jukebox que viaja
conmigo y que musicaliza mis caminatas sin que pueda prever dónde va a caer la
ficha en la próxima baldosa.
* Términos
provenientes del alemán, según mi
personal evocación fonética.
** Ni idea qué dice ahí (en español).
Bello su mjumju, digo su blog. Y nunca es anacronismo cuando la dicha es buena.
ResponderEliminarSaludos.
A todos nos pasa.
ResponderEliminarYo suelo quedarme horas con alguna melodía repetitiva y obsesiva.
Otras veces se nos pegan auténticos bodrios.
Es otra forma de comunicación.
Saludos
Eso se llama alegrìa Betina.
ResponderEliminarSeguì cantando.
Saludos.
Rob K: sus primeras palabras me inquietaron, hombre, menos mal que aclaró. :)
ResponderEliminarGracias y bienvenido a la Luna.
ojo: lo peor es que, por lo general, son los bodrios los que se instalan machaconamente y no nos abandonan por horas (o días).
Saludos
VER: "quien canta los males espanta", afirma el dicho. Y, en gran medida, es un hecho.
A cantar, entonces!
Saludos
Jaja! lindo cocoliche de temas, me identifico con eso, mi amplitud musical y cinéfila a veces me asombra. Lo bueno es que el no llevarse por preconceptos de otros o por el qué dirán nos permite disfrutar cosas que algunos, en su cobardía por parecer menos cultos, se pierden. Congrats por el blog, saludos!
ResponderEliminarCaia: justamente, lo interesante de esta irrupción musical es que no tiene filtro. Esa anarquía, ese "cocoliche" que ocurre de manera espontánea es lo que me divierte. Y si nos animamos a cantarlo en voz alta (y a aceptar gustos "inconfesables"), mejor aún.
ResponderEliminarGracias por visitar la Luna, saludos!
Estoy escuchando "my home town" una canción que siempre me vuelve a la adolescencia...., no me asombra saber que Ud. canta por la calle, fragmentos al azar....No me conoce pero yo la conozco a Ud....
ResponderEliminarCocorastuti: hermosa canción, melancólica...
ResponderEliminarel día menos pensado se suma a mis canciones callejeras.
Oiga: ¿quién le dijo que yo no lo conozco a ud?...
No iba a revelarlo, pero como no leerá esto le confieso que su respuesta me puso la piel de pollo: el humor cariñoso siempre es enamorizante......
ResponderEliminarCocorastuti:¡cuidado!Además de piel de pollo, el humor cariñoso puede ocasionar influenza, ojo de gallo y sarpullido. Adminístrese con precaución...
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